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[Crítica] Juego de Tronos 7x07: "El dragón y el lobo"

Juego de Tronos cierra su séptima temporada con un episodio que es, a la vez, predecible y épico por partes iguales. Predecible porque varios de los giros han sido bastante discutidos, esperados y pensados para contentar a la mayoría y apenas han sido sorprendentes; épico porque todavía hay elementos capaces de maravillarnos.

Un final de temporada típico de la serie, cerrando tramas y preparándonos para lo que está por venir en el que el fan service ha sido lo que más se ha estilado. Exceptuando algunos gloriosos momentos, regalados en su mayoría por la mejor villana de Poniente, Juego de Tronos ha jugado sobre seguro. Y eso no es ni malo ni bueno, pero sí que aburrido. Bueno, quizá la palabra no sea “aburrido” –es un producto de entretenimiento más que loable-, pero sí que falto de… chispa. Esa que nos dejaba con la mandíbula en el suelo.

Aun así ha habido personajes destacables que son aquellos a los que va dirigido esta crítica, personajes que serán clave en lo que está por venir.

Jon, oh, Jon

Comencemos por el que es el elemento principal de Juego de Tronos, Jon Nieve. O Jon Arena. O Jon Stark. O Aegon Targaryen. En definitiva, comencemos con el verdadero Héroe de Poniente.

La serie se lleva esforzando en vendernos lo bueno que es Jon desde el primer día. Maltratado y vilipendiado en su círculo familiar, el joven –no- bastardo no se deja llevar por los sentimientos negativos y se aferra a los valores y moral que más sobresalen de Ned, obviando todo lo demás.

A diferencia de Theon, que siempre ha peleado con la dicotomía de ser un Stark y no serlo dejándose corromper por el camino, Jon ha tenido claro que él era mejor que todo eso. Que debía de luchar por lo correcto, ser justo y honesto. Que no importa el apellido, sino como uno sea frente a los demás. Su conversación con el Greyjoy tiene más relevancia de la que al principio pueda parecer, ya que al fin y al cabo ambos han tenido un pasado muy similar. Solo el espíritu de cada uno es lo que acabó diferenciándolos, dejando a Jon de Héroe y a Theon de Villano venido a menos.

Y es que Jon es diferente. Eso es algo que también se ha esforzado Juego de Tronos en remarcar. Desde que se quedase con el huargo blanco y pequeño, hasta el momento en el que se ha plantado ante Cersei diciéndole que no a la mismísima reina de Poniente. Inspirador, hostigador de cambios Históricos, protector del débil…Único. Un tipo respetuoso, que lucha por las causas correctas, que no sucumbe a lo fácil ni a lo indecente.

Pero, ¿por qué tanto esfuerzo en vendernos a Jon como el Héroe al que adorar? Muy sencillo: para que deseamos verlo en el trono. En los últimos siete años Juego de Tronos nos ha estado preparando para este momento. Lo quisimos como Lord Comandante porque debía de ser él, nos alegramos cuando le hicieron Rey en el Norte porque se lo merecía y ahora deseamos que se siente en el trono de hierro porque es su legítimo derecho.

Todo su arco argumental, absolutamente todo, se reduce a la frase que pronuncia Bran: Jon es el heredero de Poniente. El hijo de Rhaegar y Lyanna, nacido del amor de sus padres dentro de un matrimonio improbable, criado lejos de cualquier alta cuna, entre el pueblo. Con una moral y unos valores sobresalientes al resto, producto de una educación férrea por parte de Ned. La temporada se ha enfocado en él, en su crecimiento personal y en su madera de líder, preparándolo para liderar a Poniente en la Gran Guerra.

El héroe por casualidad que ha pasado a ser el protagonista del relato.

Cersei

Mientras Jon ha sido el Héroe, Cersei ha sido la gran villana. Y qué villana. La presencia escénica de Lena Heady le otorga a Cersei un poder y peligro que pocas veces se ven en televisión. La fragilidad, aparente, que logra mostrar a veces la hacen ser un personaje seductor, al que veces deseas que le pase todo lo malo y al que a veces quieres verle vencer. En este episodio ella ha llevado casi todo el peso dramático, siendo suyos dos de los cuatro momentos épicos que han sucedido.

El primero ha sido con Tyrion. Desde que el Enano dejase Desembarco no se han cruzado, y son muchas las heridas que hay escondidas entre ambos. La discusión entre los dos, con Cersei engañándolo y demostrando que es la más inteligente de los Lannister ha sido sin duda uno de las partes más disfrutables del 7x07. El segundo, el que protagoniza con Jaime.

Cersei se ha ido consumiendo cada vez más y más por el poder, obsesionada con proteger a su familia y preservar su nombre en el trono. El precio a pagar lleva mucho tiempo dándole igual, y así Poniente sea arrasada por los Caminantes, ella no está dispuesta a echar un paso atrás.

La separación, física y emocional, entre ambos hermanos y amantes se ha ido tejiendo temporada a temporada, llegando al culmen cuando Cersei está a punto de ejecutarlo. Por un momento todos hemos temido por la vida de Jaime, aunque al final Cersei ha sido fiel a sus intenciones de preservar a su familia.

Esperemos a ver cómo se desenvuelve sola en la siguiente temporada.

Sansa

Si hablamos de personajes que han crecido y evolucionado, Sansa se lleva la medalla de oro. La mayor de los Stark ha pasado por mucho, muchísimo, y eso la ha hecho madurar mucho más rápido de lo que la gente se piensa. Esta temporada su rol ha sido muy confuso, pareciendo que volvía a caer bajo las redes de Meñique, dejándose manipular por el Lord del Valle. Sin embargo, a la par que engañaba a Petyr, también lo hacía a los espectadores.

Sansa cuenta con su manada particular, algo que Petyr pensaba que era para ella una debilidad antes que una fortaleza. Sabía que Arya no estaba de acuerdo con la posición de su hermana, y que probablemente los viejos resentimientos entre ellas seguían vigentes. Sabía que sería fácil explotar esa rivalidad, jugar a enfrentarlas, dejar que Sansa volviera bajo sus alas…pero no contó con Bran. Bran, quien a pesar de ser el Cuervo de Tres Ojos, no deja de ser un Stark.

Sansa por sí misma es capaz de captar las intenciones de Baelish desde el principio, dejando que su hermana piense que no es así y permitiendo que se la encare. Una vez ve que comprueba que Arya no desea hacerle daño real, pasó a hacerse la ingenua. Después se alió con sus hermanos y, por fin, pudo buscar justicia para su familia. Ha sido gratificante ver a las hermanas Stark aliándose, en los roles de líder y primera al mando, quitando definitivamente a Baelish del tablero.

Porque se hayan destacado estos tres no quiere decir que el resto no hayan sido relevantes. Tyrion ha sido el hilo conductor de gran parte del episodio, tomando el rol perdido que una vez cumplió cuando todavía vivía en Desembarco. Peter Dinklage ha vuelto a hacer de Tyrion un personaje complejo y tridimensional, creíble, y por un momento Tyrion ha vuelto a ser el que conquistó a la audiencia en los inicios de la serie.

Jaime, por su parte, nos ha demostrado cuánto ha crecido como personaje. Me alegra ver que los showrunners se han atrevido a separarlo de Cersei. Mientras que ella es ella todo el tiempo, con Jaime o no a su lado, el personaje de Nikolaj se desvirtúa y pierde relevancia cuando está al lado de su melliza. Ojalá sobreviva a todo esto.

Por último habría que mencionar a Daenerys. Su participación en la cumbre resulta un poco decepcionante. ¿Dónde está su pasión? ¿Su furia? Se queda en segundo plano tan a propósito que casi no queda duda de que, en un futuro, será ella quien elija a Jon por encima de ella misma para conseguir al trono.

El Jonerys, por otra parte, es un despropósito de grandes proporciones. Más allá de su relación familiar – se confirma que son tía y sobrino, aunque quién sabe, quizá Dany no sea hija de Aerys porque todo puede pasar-, lo cierto es que se ha forzado demasiado. Se intuía cierta tensión entre ambos, pero hubiera sido más creíble crear tensión política/ideológica que la de la clase que han creado.

Aun con estos fallos, Juego de Tronos ha logrado despedirse de manera espectacular. El ejército de la Noche y Viseryon han protagonizado la secuencia final, reventando el Muro de una vez. La secuencia es espectacular, y sus implicaciones aún más.

Comienza la Gran Guerra.

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