A la velocidad de un rayo, como suceden cada vez más cosas en la actualidad, Kevin Hart ha renunciado a su puesto de presentador de los Oscar 2019 dos días después de ser elegidos, ya que el anuncio de su elección trajo el resurgir de su pasado chistes homofóbicos y una violenta relación con una antigua pareja, con sus consiguientes decenas y decenas de críticas por la elección.
Tras publicar un vídeo en Instagram donde acusaba a la Academia de "chantajearle" con quitarle el puesto si no se disculpaba con la comunidad LGTBQI+, horas más tarde se disculpó con dicha comunidad, lo cual parece resultado de un buen tirón de orejas de sus publicistas, y renunció al puesto para los Oscar.
¿Qué puede hacer ahora la Academia de los Oscar? Quizá volver a tirar de presentador/ora con experiencia o buscar una presencia que pueda atraer espectadores. Ellos han quedado como los más dignos en todo el asunto, aunque Hart había hecho esos comentarios y tenido esas reacciones antes de contratarle, así que está en la posición más delicada. El cómico ha elegido, o eso creemos al menos, renunciar al puesto, pero quizás hubiera sido más interesante mantenerle si estaba dispuesto a crecer de la experiencia y entender por qué sus chistes son ofensivos y no simplemente salvajes.