Aladdín (Guy Ritchie, 2019) se estrenó el pasado viernes en las salas de cine, y la recaudación ya supera los 200 millones de dólares en todo el mundo. Con un presupuesto de 183 y la campaña de promoción de Disney, liderada por un Will Smith que se está recorriendo medio globo, no es ninguna sorpresa que la cinta esté funcionando, aunque existían dudas tras la decepción que trajo hace unas semanas el Dumbo de Tim Burton. Son la octava y novena versión en carne y hueso que se hacen de los clásicos animados de Disney desde que Alicia en el País de las Maravillas (Tim Burton, 2010) reventara las taquillas hace casi una década.
¿Qué diferencian los proyectos? Aladdín es una fotocopia de la cinta de dibujos animados (con sus cambios, sí, pero en esencia una fotocopia), mientras que Dumbo es una reinterpretación de la película de animación de los años 40. ¿Será esta la razón de las diferentes recaudaciones? ¿Prefiere el público el modelo A o el B?
Pruebas hay de ambas tendencias desde el estudio Disney, ya que El libro de la selva (Jon Favreau, 2016) es una reinterpretación tanto de la novela de Rudyard Kipling como del film animado, mientras que La Bella y la Bestia (Bill Condon, 2017) era una fotocopia en toda regla, y ambas cintas se encuentran entre las más taquilleras de sus respectivos años.
¿Se estará el público cansando del juego? Las recaudaciones de Alicia a través del Espejo (James Bobin, 2016) o Christopher Robin (Marc Forster, 2018) podrían hacer pensar en ello, aunque el arriba firmante considera que quizá sea porque la generación que ahora roza la treintena no creció tanto con esos personajes Disney, pero sí con los más exitosas de estos ejemplos. Aunque después está la muy taquillera Maléfica (Robert Stromberg, 2014) para demostrar que quizá esta no sea la cuestión. ¿Prefiere el público una u otra opción? Disney juega a ambas, por si acaso.