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La cara y la cruz de 'El Ascenso de Skywalker' en sus detalles inesperados

Babu Frik en su taller de Kijimi (Foto: Lucasfilm).

'El Ascenso de Skywalker' supone el fin del camino para el apellido Skywalker. 42 años de aventuras galácticas en el cine que acaban con el Episodio IX, aunque por supuesto el universo Star Wars no parará. Esta última cinta, que tiene momentos en los que te quedas pegado al sillón y otros en los que saltas de alegría con su espectacularidad, refleja muy bien lo que significa Star Wars.

Esta noticia no solo contiene spoilers, sino que se basa en la opinión personal del redactor que la escribe.

'El Ascenso de Skywalker' es, como todas las películas de la saga, una montaña rusa. A veces los llanos duran toda la película, como en el caso de 'El Ataque de los Clones', y a veces no podemos parar de subir y bajar, como en el Episodio IX.

El humor de la película es una de sus mejores virtudes, y éste llega de la mano no solo de los protagonistas, sino de dos personajes inesperados. El primero es el droide D-O, encontrado en Passanna y que rápidamente se hace amigo de BB-8. D-O no solo será el nuevo droide adorable, sino que tendrá un papel muy importante en la búsqueda de Rey. Al otro personaje lo conocemos en Kijimi. El misterioso y respetado ingeniero capaz de piratear a C3-PO acaba siendo una criaturilla juguetona llamada Babu Frik. Su parte de metraje es la mejor de toda la película, y cada vez que aparece te causa una risa. Por favor, Lucasfilm, un spin-off de Babu Frik.

El otro gran detalle positivo contradice la primera frase de este artículo. El legado de los Skywalker no ha muerto, sino que ha sido recogido por Rey. Autodenominada ya como Rey Skywalker, en su última escena aparece con un sable láser de color amarillo, color asociado a los Jedi centinelas. Estos Jedi encontraban el equilibrio entre la diplomacia y las artes de combate, algo que habría conseguido Rey y que abre las puertas a nuevas historias, con un camino por descubrir. Esperanza que se apagó cuando Daisy Ridley dijo que sería difícil que volviera a interpretar a Rey.

En la otra cara de la moneda está el villano, Palpatine. O más bien la forma en la que regresa. El clásico texto con el que abren todas las películas de 'Star Wars' arrancaba con el anuncio de que el Emperador había vuelto y estaba preparando un ejército. Pero, ¿por qué? y ¿desde cuándo? Ni en 'El Despertar de la Fuerza' ni en 'Los Últimos Jedi' habíamos recibido pistas de esto. Snoke parecía el villano y sin embargo apenas era una marioneta de Palpatine, como se muestra en el Episodio IX. Si tan solo hubiésemos tenido un par de pistas antes, como alguna mención a un antiguo poder, el efecto habría sido distinto y la historia no hubiera cojeado.

En esta misma cara englobamos los dos besos que se ven en la película. El beso entre Rey y Ben Solo no tiene mucha explicación. Él la revive, ella le besa y Ben se hace uno con la fuerza. ¿Por qué ese beso? Su relación durante toda la trilogía había sido de poder, el bien contra el mal, él quería corromperla y ella quería que abandonara el lado oscuro. Ni siquiera su poderoso y único vínculo con la Fuerza justifica la escena.

El otro beso se produce al final, durante el regreso de los pilotos rebeldes a su base. Allí la teniente D'Acy se besa con la que debe ser su pareja, otra mujer rebelde de la flota. No pasaría nada si no fuese porque durante la promoción de la película se aseguró que iba a haber representación LGTB en 'El Ascenso de Skywalker'. ¿Qué clase de representación es un beso de dos extras que dura un segundo en pantalla?

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