Agents of SHIELD vuelve a no decepcionar con un episodio en el que da la vuelta a diferentes tramas, ofreciéndonos un giro de guion realmente sorprendente y avanzando varios pasos en algunas de las tramas estancadas. Después de varios capítulos disfrutando de tramas en paralelo, “Among Us Hide” posibilita la unificación de estas para establecer el reparto de personajes y dar dinamismo a sus historias.
En primer lugar logra distraernos con una trama a priori relevante, que poco a poco se desinfla para descubrirnos el truco final. Es el caso de Rosalind y Coulson, quienes están más centrados a jugar al gato y al ratón que otra cosa. El tira y afloja de ambos líderes tanto profesional como personalmente añade a la serie un tono más distendido, el cual parece a ratos que no encaja.
Por un lado es necesario que se vaya conociendo al enemigo un poco más, pero por otro la subtrama sentimental aburre y sobra. Tanto es así que el interés por ellos dos se va disolviendo con el paso de los minutos, si acaso llamando la atención con la revelación –nada sorprendente- de las intenciones de Rosalind para con Coulson.
Dejando a un lado el fleco más flojo de todos, la otra cara de la moneda ha sido la vuelta de May. Si en su momento se pudo vaticinar una vuelta espectacular de la agente May, no fue la que nos ofreció en el momento en el que se unió a Hunter para dar caza a Ward, sino en este episodio. Al principio, he de confesar, me decepcionó un poco comprobar que Agents of SHIELD no se había arriesgado a asesinar al Dr. Garner. La idea de una May resentida y en contra de la propia organización, y deseosa de venganza era verdaderamente tentadora. Comprobar que no iba a ser así ha sido una ligera desilusión.
Sin embargo mi teoría no estaba del todo errónea pues durante los primeros minutos hemos podido disfrutar de la ira de Melinda. Sus encontronazos con Hunter han provocado que la agente tome las riendas de la situación. En su búsqueda de aliados contra Ward, May ha recurrido a la única persona capaz de detenerlo: Bobbi.
Desde la temporada pasada, en el episodio dedicado casi exclusivamente a ella, me fascina comprobar cómo le consiguen otorgar a Bobbi cierta fragilidad en su carácter. Para un personaje dado a la acción es difícil conferirle momentos de debilidad, y no obstante en Bobbi se consiguen sin forzar demasiado. Finalmente y después de varios episodios reclamándolo, Agents of SHIELD vuelve a poner en primera plana a las dos mejores agentes de su plantilla, sacando por fin a Morse del laboratorio.
Con Bobbi fuera de ahí, Simmons parece que poco a poco vuelve a sus zapatos. Tanto de ella como de Fitz tenemos poco que contar en este episodio, algo que nos asegura que muy pronto ambos agentes volverán a recobrar protagonismo. Tal y como dice Fitz, el asunto del planeta alienígena está en “segundo plano”, sobre todo ahora que la amenaza de Lash es real.
Después de marear la perdiz y haciéndonos preguntar quién o qué era Lash, Agents of SHIELD da un giro de guion un poco loco y consigue unificarlo todo. Daisy, ajena a la identidad verdadera de Garner parece estar más en peligro que nunca, al igual que Simmons quien sigue confiando en el buen doctor. La gran revelación a May hace que la agente deba decidir entre su ex marido y su equipo, lo que no hace sino complicar aún más la extraña relación que comparte con ambas partes.