Siempre es bueno aprender de los errores. Aunque un año después de su estreno se piense en Westworld (2016-) como un éxito de crítica y público, que lo es, también es cierto que tuvo una pre-producción de lo más aparatosa, entre un piloto rodado en 2014 y un parón de dos meses tras el rodaje del sexto capítulo hecho para que los guionistas pudieran terminar de escribir la temporada, algo que de hecho se nota en los episodios en cuanto a que los últimos capítulos se aturullan un poco de giros y sorpresas.
De cara a la esperada segunda temporada, cuyo estreno está previsto para verano de 2018, HBO y el equipo de la serie están planteando el rodaje de otra forma, siguiendo el modelo de la joya de la corona de la cadena: Juego de tronos (2011-). Esto es, (casi) toda la temporada de Westworld estaba ya escrita antes de comenzar el rodaje hace unos meses, y escenas de los diferentes episodios se están rodando simultáneamente, con varias unidades trabajando en las diferentes localizaciones.
Así, para cuando concluya la producción de Westworld en diciembre ya estarán rodadas todas las escenas, y se procederá entonces a un largo proceso de post-producción (fundamental en una serie con efectos especiales) y al montaje de los capítulos a partir de lo rodado. Es un cambio necesario para poder cumplir las necesidades de emisión de la cadena, aunque desde un punto de vista logístico, técnico e interpretativo debe ser una experiencia de lo más intensa. Es el eterno debate sobre el proceso creativo en la maquinaria televisiva, en un punto donde la creatividad fluye más que nunca, pero uno sigue sometido a calendarios.