Tras más de dos años de espera, HBO estrena en unas horas la 2ª temporada de Big Little Lies (2017-2019), siete entregas que, se supone, pondrán fin a la historia de las Cinco de Monterrey, y con la gran y excitante novedad del fichaje de la triplemente oscarizada Meryl Streep, que ya se bromea arrasará en la temporada de premios televisivos de 2020. ¿Pero en qué categoría?
Pues en Drama, resulta, no en Miniserie, porque la normativa de la Academia y asociaciones y sindicatos varios que deciden los Emmy, Globos de Oro y Premios de la Unión de Actores/Dirección/Guion establecen que el tener una segunda temporada convierte a Big Little Lies en una serie, no una miniserie ni una serie limitada, argumento que HBO podría haber tratado de esgrimir.
La continuidad de la historia de Big Little Lies, así como que el reparto repita los personajes la cataloga así, lo cual tiene todo el sentido, pero entra en contradicción con otras series que repiten y continúan historia pero no entran en Drama en el circuito de premios, véase Fargo (2014-), Top of the lake (2013-2017) o The Sinner (2017-).
True Detective (2014-) es un caso más curioso, porque en los Emmy 2014 compitió en Drama, pero en los Globos de Oro fue como Miniserie porque la Asociación de la Prensa Extranjera así lo decidió, y su 3ª y nominable tanda se presenta como Serie limitada para los Emmy 2019 a pesar de existir en el mismo universo que la 1ª, con referencias al caso de pedofilia que destaparon Cohle y Hart en ambas temporadas.
¿Tiene esto sentido? Ninguno, pero empresas y cadenas se escudan en interpretaciones libres de las normas para acallar las críticas y colar sus propuestas en las ternas. Y lo logran, vistas las nominaciones y premios que logran. Nada de esto impide disfrutar Big Little Lies, pero es un flagrante caso que evidencia las contradicciones de la industria