'The Witcher' ha sido uno de los mejores estrenos de Netflix este año. La serie, cuya primera temporada fue liberada el pasado viernes 20 de diciembre, ha causado auténtica sensación entre el público. Henry Cavill se ha destapado como un gran Geralt de Rivia, personaje del que el actor se declara fan, y la adaptación es de lo más fiel.
Sin embargo, el pánico cundía a las pocas horas de su estreno, pues la crítica hablaba de un auténtico esperpento de ficción. Aburrida, lenta, caótica... todos los calificativos eran negativos. Entre todas las críticas había un denominador común, un aspecto de 'The Witcher' en el que coincidían: la dificultad para entender su mundo.
Continente, como así llaman al universo en el que se desarrolla la acción, va dejando huellas de los reinos que lo conforman. Poco a poco, el espectador puede ir construyendo los territorios y las relaciones entre los personajes. El único escollo con el que se topa el espectador son los saltos temporales. La acción de los episodios se va sucediendo entre el presente y el pasado, un recurso que ayuda a conocer mejor a los personajes pero que se realiza sin avisar, por lo que a veces resulta difícil de seguir.
Por lo demás, ni lenta ni aburrida. Los primeros episodios quizá sí pequen de la calma que hace falta para introducir una buena historia, pero no están faltos de acción. Sin caer en spoilers, Geralt de Rivia y Yennefer de Vanderberg son personajes lo suficientemente interesantes como para mantener la atención, así como lo es el misterio alrededor de Cirilla de Cintra. Las escenas de acción y las coreografías de combate son deliciosas, probablemente de las mejores de la televisión.
Y Henry Cavill. Qué decir de Henry Cavill. El actor británico ha demostrado su pasión por el personaje con esta interpretación. Su voz, sus miradas, sus gestos... todo recuerda tanto al Geralt de los libros como al del videojuego. Los fans de 'The Witcher' están más que satisfechos, en otro buen ejemplo de por qué no siempre conviene fiarse al 100% de la crítica.