Es tan fácil criticar a Netflix cuando saca realities que a veces se nos olvida bucear en la plataforma para buscar joyas en esa película oculta o en la serie de segundo nivel que el algoritmo no quiere que veamos, un desbalance propio con efectos en la crítica más allá de las bajadas en bolsa o los suscriptores deseosos de viajar a Apple TV.
¿Qué se le pide a Netflix y por qué se critica tanto su catálogo? A veces las teclas escriben solas pensamientos que no analizan la realidad detrás de cada plataforma y sólo con un par de anuncios se olvidan vestigios de un catálogo excelente que sólo en el último año deja algunas de las mejores películas de la temporada como lo son Tick Tick Boom o El poder del perro, por no hablar de la fuerza de Madres Parelalas o Fue la mano de Dios.
El problema de Netflix es su algoritmo. La ansiedad por controlar el público joven a base de repetir el modelo de Élite entre multitud de realities le han llevado a colocar en el primer plano muchísimos productos que deberían estar en un desván oculto para los que no hemos pisado ese territorio aunque eso no cambie la percepción del producto y su supuesta calidad.
En la última etapa Netflix tiene producciones tan fuertes dentro de cada estilo como lo son Gambito de dama, Arcane, Black Mirror, El proyecto Adam, Sex Education o El juego del calamar por no hablar del catálogo de series ajenas que completan un círculo maravilloso con títulos como Better Call Saul, Mr. Robot, Rick y Morty, o Cómo defender a un asesino.
Estamos en una burbuja cultural donde lo nueve siempre mejora lo anterior porque no se es capaz de mirar con perspectiva dentro de una plataforma gigantesca con miles de títulos porque más allá del meme de echar la noche entera con el mando en la mano sin saber qué ver, lo cierto es que existe aunque el algoritmo no nos ayude. A todos nos enamoran las genialidades de HBO y Apple TV, pero ladrarle a otra plataforma por tener productos que no cuadran contigo cuando la foto general es mucho más grande canta. Por eso nos ponemos nosotros el traje de buzo, porque en las profundidades siempre hay tesoros ocultos.
Esta maravilla de tres temporadas con Michael Douglas al timón es una de las joyas de la corona ocultas en la plataforma, una comedia bañada en el drama con episodios de 20 minutos capaz de despertar esa otra cara de la realidad desechada tantas veces por no frenar para reflexionar sobre el paso del tiempo. Douglas está excelente, el guión te maltrata hasta sacarte la carcajada segundos después de hacerte llorar y no se prolonga más de lo adecuado.
La serie danesa es una de esas maravillas encerradas en un único caso de una temporada donde se concentra todo el poder del relato sacado del libro, un crimen con respuesta 30 años después que hará sacar de su madriguera al asesino de las castañas. Con muy buen ritmo, entretenida y muy convincente.
Una de las mayores quejas ante el catálogo de Netflix es la falta de variedad y After Life es un arcoiris de emociones capaz de enterrar cualquier voz externa. Lo que hace Ricky Gervais aquí transporta al espectador al dolor más puro, al luto, a las emociones y a esa otra cara a veces tan alejadas del contenido blanco presente en ese primer scroll. No es para todos los públicos, pero si conecta contigo no la olvidarás.
Con Fincher detrás como uno de los productores esta genialidad animada crea historias únicas de 20 minutos focalizadas en un mismo universo, una especie de Black Mirror revisionado en historias centradas en la fantasía, la ciencia ficción, el terror y la comedia. Si el primer bocado no te gusta, saborea el siguiente, más de uno te enamorará.
No todo podían ser series y más allá de los pelotazos como las continuas películas de Ryan Reynolds, hay pequeñas películas con una fuerza tremenda como Las leyes de la frontera. El viaje a finales de los 70 desborda naturalidad en medio de ese grupo de delincuentes donde el introvertido Nacho se cuela sin saber cómo. Entretenida, viva, real y con la consistencia suficiente como para quedarse guardada con el paso de los meses.
En la mente se quedan series como La Caza (sobre todo las dos primeras temporadas) y La asistenta o películas como La bruja o Call me by your name, un conjunto extravagante que va desde lo independiente al segundo plano por no estar en las marquesinas o en el primer gancho publicitario ya sea de la marca o del menú inicial de lo más visto en Netflix. Hay mucho más, quizás comparar no sea sano y más allá del debate del precio o de la inclusión de la publicidad, hay muchas horas de entretenimiento ahí detrás.