Sin miedo a que nos tachen de afición y entorno exigentes, detecto que en la calle se ha establecido ya el debate sobre el futuro de Marcelino. Sinceramente me produce risa pensarlo cuando apenas hace unos meses -18 de julio- fue renovado el técnico cuando aún tenía un año de contrato por delante.
Sinceramente creo que el debate se sustenta y se acrecienta en el doble discurso que emana del Valencia. Por un lado está el que el propio Marcelino mantiene tras los partidos: condescendiente, conservador, y justificando partidos malos como potables. Por otro, en contraposición al del técnico está el de Mateo Alemany. Precisamente fue el gran valedor del entrenador el que, tras la dura derrota contra el Real Madrid, dijo algo mucho más cercano a lo que todos pensábamos: que la primera parte fue una caca; que en la segunda mejoró el equipo, aunque sino marcas es imposible ganar y, lo más importante: Que el partido ante el Sevilla es una final.
Como toque de atención está bien. Para eso es Mateu el que se ha erigido como director deportivo 'de facto' de este Valencia. Ahora bien, de ahí a extrapolar que el Valencia tiene que prescindir de Marcelino más pronto que tarde me parece un error. Cambiar de técnico a estas alturas de temporada casi nunca solucionó los problemas reales. Casi cualquier pega que le saquemos a Marcelino ahora ya la conocíamos antes de que llegara. No puede sorprendernos que Marcelino no varíe su sistema, jamás lo hizo. No podemos pretender que ahora sea un tío valiente, audaz y ofensivo cuando nunca en sus años como entrenador lo fue.
Lo que le ha dado el Valencia a Marcelino es argumento más que de sobra para que piense si ha llegado el momento de salirse de su zona de confort y hacer cosas nuevas para remontar el vuelo.
Dicho esto, siempre sostuve que, igual que el Valencia CF tenía que estar agradecido a Marcelino por su primera temporada en la que reorganizó el club a su antojo, el técnico también debe valorar muy mucho que un club Centenario como este le ha puesto a su disposición todo y, cuando digo todo, es todo. Le ha fichado jugadores, le ha dejado incorporar técnicos a mansalva, le ha permitido prescindir de futbolistas según quiso. Creo que son argumentos más que de sobra para que el bueno de Marcelino piense si ha llegado el momento de salirse de su zona de confort y hacer cosas nuevas para remontar el vuelo. Creo que él debe pensar y valorar que el tren del Valencia es una oportunidad muy grande, tanto como para darle una vuelta de tuerca a las cosas. Y sí, claro que el partido del Sevilla del próximo sábado es una final. Como todos tras un inicio pésimo. Feliz semana.
David Torres
Delegado de ElDesmarque en Valencia