La pandemia mundial del coronavirus nos ha hecho darnos cuenta a todos que somos vulnerables. Han aflorado nuestros miedos. La conciencia de la levedad de nuestro ser te hace sentirte pequeño, rendido a una suerte, a un destino que no siempre está en tus manos. Quedarse en casa, los que podemos, te hace no comprar más papeletas para evitar el contagio por el dichoso coronavirus, pero tampoco te garantiza la inmunidad. Esta sensación personal la detecto también en los clubs, sometidos como empresas y autónomos a los rigores de la crisis sanitaria que amenaza con arrasar económicamente el país. Leía al presidente del Valencia CF el otro día preocupado; en el Levante UD les pasa lo mismo y todos arriman el hombro para aportar y ser solidarios. Y es que, también te digo, que esto del coronavirus también tiene sus cosas positivas, aunque entre tantas víctimas cueste verlo.
Vaya por delante mi más sincero pésame a las familias de los miles de fallecidos en el mundo. Por ellos solo podemos hacer ya una cosa: aprender y jurarles que no cometeremos los mismos errores y, a título personal, creo que el principal que debo mejorar me lo decía mi amigo Javi el otro día: "Nos queremos y no nos lo decimos". Es esta época de llamar, hacer 'facetimes', whatsapps colectivos y skypes. Recibir correos que reconfortan como el de otro amigo, José Manuel, del que hace mil que nada sabes por dejadez (propia). Esta columna que ahora lees se la mando cada semana por correo a un puñado de amigos, conocidos y familiares por correo de los de siempre. Siempre les escribo que estoy bien, que aquí sigo y espero que, aunque no me lean, sirva para que sepan eso, que no les olvido y que no tendrían que llegar pandemias ni situaciones jodidas como las que vivimos para decirnos que nos queremos. Por fortuna creo que hay esperanza: Las gente en los balcones, el festival de LaLiga, las iniciativas solidarias y la lucha de nuestros sanitarios son sólo algunos de los ejemplos más conocidos de la lucha contra el coronavirus. Pero hay miles. Casi cada uno en su casa descubre ese lado humano que creías olvidado. Recuperemos el tiempo perdido nosotros que podemos y si nos queremos ¿por qué no nos lo decimos más?. Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque en Valencia