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La triste vuelta a la realidad de las jugadoras de la selección española femenina

La selección española femenina celebra la victoria con la afición. (RFEF)
Periodista deportivo, alonsista orgulloso.

Las jugadoras de la selección española femenina - selección española a partir de ahora - han puesto fin a la concentración para los dos partidos de la Nations League, dos encuentros que se saldaron con victorias y eso que el ambiente de los primeros días no era el idóneo para unas futbolistas de talla mundial, para unas campeonas del mundo en concreto. Las internacionales han regresado con sus clubes en lo que es - desgraciadamente - una triste vuelta a la realidad.

La selección española ha batido todos los récords. Ha visto como el Nuevo Arcángel colgaba el cartel de 'no hay billetes', como la afición se agolpaba a la salida de los entrenamientos, de los hoteles, de la concentración en Oliva. Todo, para mostrarle su apoyo a las campeonas, no solo por el hecho de serlo, si no por luchar por los derechos de las mujeres dentro del fútbol español.

La afición ha arropado a la selección española femenina durante los últimos días.

La concentración de la selección española femenina, un espejismo dentro de la triste realidad

Desafortunadamente, esa no es la realidad que viven todas ellas. Más allá de Alexia Putellas, Irene Paredes o las jugadoras que pertenecen a clubes grandes, lo normal a día de hoy es que los estadios en España no se llenen para ver un partido de la Liga F. Tampoco tendrán a la prensa esperándole a la salida de los entrenamientos, las audiencias en televisión serán mucho menores y el número de aficionados que quieran una foto o un autógrafo, tampoco será el mismo.

Más allá de la atención del público o de los medios, algunas de las internacionales luchan incluso por un sueldo digno. Hemos visto en los últimos días como han llegado a un acuerdo por un convenio que todavía no les valora lo suficiente. Una triste realidad que nada tiene que ver con el espejismo que han vivido en estos últimos días. Un espejismo que ojalá acabe convirtiéndose en realidad, en tónica habitual, porque el fútbol femenino ha alzado la voz, y lo ha hecho para reivindicarse, y para quedarse.

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