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Hasta el tuétano

Expandir v
Javier Santos

Lo hemos repetido hasta la saciedad: el fútbol es de la gente. Y este fin de semana ha quedado patente una vez más. El regreso de los hinchas a los estadios, aunque de manera absurdamente distorsionada, ha enterrado, esperemos que para siempre, algo a lo que nos estábamos acostumbrando peligrosamente: ver partidos en silencio. El calendario quiso que uno de los estadios con más magia, el Ramón Sánchez-Pizjuán, fuera el escenario simbólico de este borrón y cuenta nueva. Un lugar donde el fútbol está metido hasta el tuétano.

Mientras la España futbolera se regodea, con emoción, con la banda sonora del Himno del Centenario, por Nervión la gente aplaude otra que sonó inmediatamente después: la marcha 'Amarguras'. Quizás choque un poco fuera de Andalucía, pero no por estos lares. El Sevilla FC, en el regreso de su gente a casa, eligió el himno oficioso de la Semana Santa, la fiesta por antonomasia en Andalucía, para recordar a los hinchas que este año sacaron su abono en el célebre Tercer Anillo.

No se trata de mezclar de manera forzada, pues la sevillanía es una amalgama de contenidos tan diversos que a veces salen cosas maravillosas sin previsión. En el Gol Norte del Sánchez-Pizjuán vuelan no sólo banderas, sino llaveros a los sones de 'Pasan los Campanilleros'. Al estadio se puede ir con corbata o vestida de gitana. En moto o coche de caballos. Y antes de un partido retumban los ACDC o Chiquetete. Son nuestras costumbres, nuestras tradiciones, nuestra idiosincrasia.

Y la gente del Sevilla tiene muy metida la idiosincrasia de este club sin par, que rebosa andalucismo puro por los cuatro costados y que pregona contra viento y marea pero con orgullo, en el desierto madridista y culé que es el sur de España. Se rebela contra ello, pese a las consecuencias en términos de popularidad (¿o quizás populismo?). Y tiene cultura andaluza, especialmente la escuela sevillana, metida hasta el tuétano. Su gente, desde ayer, también tiene metida una buena dosis de ilusión.

Se juntaron dos cosas indispensables en el Sánchez-Pizjuán. El fútbol en vivo y el sueño de poder hacer algo gordo una vez más. Sin gente en la grada y sin ilusión no es fútbol. El Sevilla FC se propuso este verano ampliar su gama de jugadores titulares y parece haberlo conseguido. Pongámoslo aún en la debida cuarentena, pues esto acaba de empezar y, además, quedan dos semanas todavía de mercado.

Julen Lopetegui aplaude durante el Sevilla-Rayo (Foto: Kiko Hurtado).

El sevillista tiene hoy metida la ilusión hasta el tuétano precisamente porque intuye ese pasito adelante. No por ganarle 3-0 al Rayo Vallecano con diez jugadores (con diez porque el propio Sevilla lo forzó, no porque el premio le tocara en un rasca de la ONCE). Es el Sevilla 3.0 de Monchi y Lopetegui un equipo engrasado, cuajado, que juega de memoria pero que ahora avisa de que puede tener recursos variopintos de muchas posiciones. Esto lo convertiría en un equipo camaleónico según las circunstancias e indescifrable para los rivales.

Con bajas tan notables como las de Bono, Rakitic, Suso y Ocampos y recursos no utilizados como Munir o De Jong, el Sevilla FC exhibió alegría, calidad y físico en ataque. Contundencia, seguridad y ayudas constantes en defensa. Hasta pegada y contragolpe, que son bienvenidos. Especialmente atractivo es ver al Papu Gómez con una pretemporada en las piernas. Si mantiene a Koundé (no sé hasta qué punto es posible) o acierta con su recambio, apuntala la posición de delantero centro y cierra a Delaney, ojito con este Sevilla 3.0...

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  1. Raúl

    Gracias por una gran descripción de sentimientos. Si ficha un delantero top, podemos hacer algo grande. Necesitamos mejorar delante y apuntalar detrás

  2. yop

    seguro que a mas de un jugador se le ha puesto los pelos de punta escuchar el Himno del Arrebato.Y mas de unos se la han saltado las lagrimas de escuchar el himno a capela.