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No más lágrimas

Expandir v
Javier Santos

Lo del Sevilla con Koundé, como tantas otras veces, era un 'win-win'. Pero no de manual, sino en su peculiar forma en la que, pasara lo que pasara, ganaba el Sevilla. En Nervión, más acostumbrados que en otros lugares a vender, no han pegado el mayor pelotazo de su historia (win), pero sí se quedan a un jugador de rendimiento altísimo y contrastado, básico en un equipo construido alrededor de un gran bloque defensivo (win).

El aficionado sevillista sonríe orgulloso. Los hinchas no entienden de hojas excel ni de amortizaciones; sólo miran que su equipo se queda a un superfutbolista. Da igual que la experiencia casi siempre haya sido positiva al contrario, vendiéndolos. Pero llevo días dándole vueltas a dos cosas que pasaron en ese loco final de mercado. El Sevilla siempre creció vendiendo a sus estrellas y reinvirtiendo las ganancias de la mano de Monchi. Y eso precisamente quería hacer de nuevo el mago de San Fernando, con la hoja de ruta ya perfectamente trazada para ponerla en práctica en cuanto empaquetara a Koundé hacia Londres. No ha podido ser.

Monchi, en la rueda de prensa de análisis del mercado (Foto: Kiko Hurtado).

Conste, precisamente por eso, que es digno de elogio la forma en la que el club de Nervión se ha reforzado sin vender a Koundé, que era lo previsto. Pero nos quedamos con las ganas de saber cómo habría completado Monchi el proceso de renovación, ampliación y mejora de este plan ambicioso que proyecta junto a Julen Lopetegui.

Y aquí entra de lleno la segunda cuestión: la salida de Luuk de Jong. Dejando al margen factores decisivos como la voluntad del jugador y el importante ahorro económico (más aún sin haber completado la operación salida deseada), no me quito de la cabeza que en esa jugada, deportivamente hablando, el Sevilla ha acabado distanciado aún más del Atlético de Madrid. El movimiento a tres bandas De Jong-Griezmann-Saúl ha reforzado al club colchonero por encima de todos sus competidores.

Porque aquí hay que hablar sin tapujos de que el Sevilla está, por primera vez en más de 60 años, en la zona de green de la Liga. Sus opciones de campeonar son pocas y condicionadas a no pocos requisitos imprescindibles, pero al fin las tiene desde la línea de salida. Precisamente por ello, esa operación final que permitió un refuerzo sideral como el de Griezmann al Atlético no me gustó ni un pelo.

Papu Gómez celebra uno de los goles de Lamela en el Sevilla-Rayo (Foto: Kiko Hurtado).

En el Sevilla, en este sentido, siguen el guion habitual. Un discurso de ambición general proclamado a los cuatro vientos, pero envuelto en prudencia, realismo y humildad al hablar, en concreto, de la Liga. Sin embargo, por dentro hay una persona que lleva creyendo bastante tiempo en esta posibilidad quimérica. Y no es otro que el hierático, de puertas hacia fuera, Julen Lopetegui. Es el técnico vasco el que más convencimiento tiene en que el Sevilla, de verdad, puede ganar una Liga. La careta que hábilmente se coloca en la sala de prensa queda guardada en un cajón de puertas para adentro.

El Lopetegui que todos vemos a través de la pantalla es de mentirijilla. El verdadero es una figura esencial en este proyecto del Sevilla no sólo en la pizarra, que es obvio, sino en ese plus de convencimiento tan necesario para afrontar una empresa de tales características. Es otra buena ocasión (lo sé, soy un pesado) para recordar el fabuloso documental sobre la vida de Jim Valvano: 'Sobrevive y avanza'. Pero quizás sea mejor, esta vez, apostar por una versión más reciente y española. Una historia parecida que recordaba el querido compañero Miguel Ángel Chazarri hace unos días: el Valencia de Rafa Benítez.

Recordaba en un documental Juan Sánchez, delantero de aquel Valencia, lo siguiente: "Benítez nos decía que teníamos opciones de ganar la Liga y nosotros pensábamos que estaba loco. Todos los días nos lo decía y poco a poco el equipo se fue convenciendo". El técnico extremeño cogía a diario a sus futbolistas y, con charlas individuales, les metió el veneno en el cuerpo y ese crucial convencimiento en la cabeza.

Benítez campeón de Liga (Foto: web oficial Rafa Benítez)

Hacía 31 años que el Valencia no ganaba la Liga, acababa de perder dos finales de la Champions seguidas y luchaba contra el Real Madrid de los Galácticos. "Yo veía entrenar a mi equipo y veía cómo estaba el Real Madrid, sabía que podíamos ganar la Liga", explicó años después el propio Benítez, que conocía la Casa Blanca de primera mano. También la conoce Lopetegui, quien pasó además por una experiencia muy parecida a la de Benítez como entrenador del Madrid.

"No puedo dormir con esas lágrimas goteando encima de mí", reza uno de los mejores estribillos del rock español (de los fabulosos 'Héroes del Silencio'). En la memoria del Sevilla gotean eternamente dos lágrimas: las Ligas de 1951 y de 2007. En la de Lopetegui, otras dos: la Copa del Mundo que no le dejaron completar con España y su despido meses después en el Madrid. Ya va siendo hora de poder dormir.

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  1. 62.500 Espectadores.

    Lo que es Mentira es que lo largaran de la Selección, abandono a España, para fichar por el Madrid, pero le llegó el KARMA Y EL MADRID LO MANDÓ A LA VENTA.

  2. Okupas del campo municipal Expo del 29

    Hombre de vosotros no pueden escribir nada parecido porque no sería peloteo sería mentira

  3. Mayula

    Artículo de PELOTEO DESCARADO, de Vergüenza la Prensa es increible, pero bueno en la Cola de Paro cada vez aumentan los Plumillas agradecidos.