El Real Madrid sigue empeñado en llevar la contraria a los que allá por septiembre u octubre pedían, especulaban o fantaseaban con la destitución de Zinedine Zidane. Los hubo, ilusos de ellos, que se llevaban las manos a la cabeza con la abultada derrota en pretemporada -sí, en un amistoso- frente a un Atlético de Madrid que allá por verano parecía que tenía en sus manos LaLiga Santander y en cuyas filas había aterrizado un Joao Félix al que la comunidad de Twitter estuvo a punto de darle el Balón de Oro en agosto. Pero este no es el sitio ni el momento para hablar del Atleti. Mucho menos después de la exhibición del Real Madrid en la semifinal de la Supercopa de España frente al Valencia CF.
Seguro que tampoco fueron pocos los madridistas a los que a principios de esta semana se les vino el mundo encima cuando conocieron que Gareth Bale y, sobre todo, Karim Benzema no viajaban a Arabia Saudí por lesión. Que sí, que es la Supercopa y que es un título que ni por asomo tiene el interés ni el prestigio de otros, pero surgía la incertidumbre por descubrir qué iba a plantear Zizou frente al Valencia sin su mejor jugador en lo que va de curso y sin uno de los futbolistas con más calidad diferencial de su plantilla.
¿La respuesta del técnico francés? Una especie de 1-4-3-2-1 con cinco de los seis centrocampistas que había convocado para la cita sobre el césped de Yeda. Casemiro en el eje, Kroos y Modric en las alas y por delante Fede Valverde e Isco. Es necesario parar aquí para recomendar a todo aquel o aquella que todavía no haya visto el Valencia 1-3 Real Madrid que se siente a disfrutar del catálogo de movimientos, de pases, de recursos ofensivos -y defensivos, porque también defiende- y de magia de Francisco Román Alarcón Suárez. ¿Que no quieren? No hay problemas: lean la contracrónica de Pepe Jiménez.
El texto podría acabar perfectamente aquí, pero un servidor sería muy injusto si no mencionara la pillería de Toni Kroos en el 0-1, los vuelos de Fede Valverde, la enésima demostración de solidez defensiva de Carlos Henrique Casemiro o la obra de arte de Luka Modric para poner el 0-3 en el marcador. En definitiva, una sobresaliente actuación del centro del campo de un Real Madrid que no para de crecer y de ganar en confianza. Y lo que es casi más importante: una prueba muy fiable de que Zinedine Zidane ha añadido a su paleta de opciones el uso de los cinco centrocampistas en el once titular.
Lesiones, sanciones, estados de forma... La temporada es muy larga y estamos a punto de entrar en los meses decisivos -como si el resto no lo fueran- en la pelea por los títulos. En el horizonte no tan lejano de este Real Madrid espera un City al que no le queda más remedio que hacer all in por la Champions League. Como si fuera poco que añadir a la pelea doméstica con el FC Barcelona. Sin o con Hazard. Sin o con Benzema. Sin o con Courtois. Sin 4-3-3 o con él. Sin cinco centrocampistas o con ellos. Pero con Zidane y su plan.