Razones para creer en Zidane (y en su plan)

48 horas. Ese es el tiempo que un servidor se ha dado de margen a sí mismo desde el jarro de agua fría del pasado miércoles para el Real Madrid de Zidane en el Santiago Bernabéu para sentarse delante del ordenador y ponerse a escribir un artículo de opinión que tenía pendiente desde el pasado 16 de febrero. Aquel día, un buen Real Madrid en el segundo tiempo veía cómo el Celta de Vigo le quitaba dos puntos del zurrón gracias a una genialidad de Denis Suárez. Parecía un tropiezo, nada peligroso.

El equipo blanco se había levantado muy bien del palo de la Copa: visita a El Sadar y goleada por 1-4 con remontada incluida. Sin embargo, lo que iba a llegar en los siguientes dos partidos iba a ser bastante más duro para la afición merengue que aquel 2-2 ante el cuadro celeste.

Primero fue la derrota en el Ciutat. Luego llegó el palo gordo, como le gusta a un buen amigo mío decir. El Real Madrid hizo lo más difícil frente al Manchester City: ponerse por delante en el marcador en el momento en el que peor lo estaba pasando -cuántas veces habrá hecho esto durante su historia-. Pero la Champions League es otro rollo. La Champions League no permite ni diez minutos de pájara. Menos en octavos de final. Menos frente al Manchester City. Menos contra Guardiola. El resultado ya lo saben todos.

Zidane, ¿qué ha cambiado en febrero?

Después de un mes de enero notable, culminado el 1 de febrero con triunfo en el derbi contra el Atlético de Madrid, la sensación es que al Real Madrid le ha llegado ese momento. Sí, aquel del que hablan todos los entrenadores más o menos con estas palabras: "Llegarán tiempos difíciles, malas rachas, y tenemos que estar preparados para superarlas". Parece un tópico, sobre todo si se dice cuando las cosas van bien, pero el Real Madrid de Zidane es el último ejemplo de que es una realidad como que la lluvia moja. Y, para más inri, ha llegado justo después de una racha increíble de más de 20 partidos consecutivos sin perder en todas las competiciones.

Pero, por si fuera poco, la mala racha ha tenido los cojones -perdonen el atrevimiento- de llegar en el momento más importante de la temporada: eliminatoria de Champions League contra el City y ElClásico de LaLiga Santander. Para que el antimadridismo coja palomitas y estire las piernas en el sofá.

Llegados a este puntos, cabe preguntarse: ¿tiene capacidad suficiente el Real Madrid de Zidane para levantarse a tiempo? Sí. Rotundamente sí. Capacidad, futbolistas y, lo que es casi más importante, entrenador. Y es necesario, casi obligatorio, romper una lanza en favor de Zidane ahora. Lo es, por ejemplo, porque el entrenador francés no lanzó las campanas al vuelo durante ninguno de los 21 partidos consecutivos sin perder; de hecho, hizo todo lo contrario: el mejor ejemplo fue la rueda de prensa posterior al triunfo en El Sadar, en la que hizo hincapié en que creía que sus futbolistas todavía tenían margen de mejora, sobre todo física. Pero este no es el único motivo.

Las razones, los motivos o como quieran llamarlo

El madridismo tiene que creer en Zidane y tiene motivos para ello. Y no, no son las tres Champions League consecutivas -que también-. Es cómo supo hablar sobre el campo cuando su cabeza estaba a punto de 'ser cortada' tras la derrota en Mallorca. Es cómo, sin hacer ruido, se hizo con el liderato de LaLiga Santander mientras el eterno rival se autodestruía a sí mismo con la destitución de Ernesto Valverde. Es cómo se inventó un Real Madrid de cinco centrocampistas en la nueva Supercopa para alzarse con el primer título de la temporada.

Es cómo ha conseguido recuperar al mejor Kroos, al mejor Modric, al mejor Isco -Luis Enrique debe estar frotándose las manos-. Es cómo ha consagrado a un Fede Valverde del que pocas cosas malas se pueden decir. Es cómo ha tenido la paciencia necesaria con Vinícius para que el brasileño vaya poco a poco acercándose a lo que esperan de él quienes lo ficharon -se nos olvida muchas veces la edad que tiene-. Es cómo cree más que nadie -y con razón, para eso los conoce mejor que nadie- en Lucas Vázquez, Marcelo y compañía -y ellos responden, aunque algunos se tapen los ojos para no verlo-. Es, en definitiva, cómo todos y cada uno de sus jugadores van a muerte con él. Y eso no es fácil.

Razones para creer en él, sobran. Pero cuidado: el tiempo para subirse al barco de nuevo se acaba. Recuerden que Zizou tiene un plan.