Casi alcanzado el primer cuarto de la competición, el Betis de Manuel Pellegrini ya ha dejado algunas señas de identidad. Algunas de ellas demasiado dispares que han convertido al equipo verdiblanco en un conjunto de una doble cara, capaz de alternar grandes partidos llenos de brillantez con momentos de desconexión desconcertantes.
Probablemente ese sea el gran reto para Pellegrini para el futuro inmediato, el encontrar un equilibrio y fiabilidad de un Betis que, como curiosidad, no ha empatado en nueve partidos. O gana, haciéndolo además con solvencia como los días del Valladolid, Elche o Valencia; o pierde con rotundidad, como las citas de Getafe, Barcelona o segunda parte del Atlético de Madrid. En otros, cierto es también, el VAR tuvo el protagonismo.
El capítulo defensivo sigue siendo un hándicap a resolver en este Betis. El ejemplo más cercano se vivió en el Camp Nou, por más que es innegable el talento de los jugadores de ataque del equipo azulgrana. Los 17 goles recibidos en nueve partidos hablan a las claras de la necesidad de variar el rumbo en ese apartado y ese trabajo corresponde a Pellegrini.
La doble cara del Betis se hace evidente hasta en los goles encajados. Por momentos, por partidos, el asunto pareció solucionado. Hasta en tres choques dejó su portería a cero y la sangría goleadora llegó en situaciones donde el equipo se desfondó. Tal vez por el deseo de levantar resultados, con lo que se expuso y abrió espacios, pero también por ciertas desconexiones peligrosas.
Claro que el Betis también ha ofrecido virtudes interesantes que denotan la mano de entrenador. La de ser un equipo que conjuga posesión con verticalidad en algunos partidos, lo que desmonta la teoría de que el querer tener el balón está reñido con buscar la portería rival. Eso y el presionar rápido e intenso tras pérdida, parte del catecismo imprescindible para este estilo, han sido señas también del cuadro bético en los partidos más brillantes.
Igualmente ha apuntado virtudes como el hecho de encontrar hueco y ordenar a los futbolistas de calidad. Todo, eso sí, bajo el mando de Sergio Canales, el auténtico termómetro del fútbol del equipo verdiblanco, el jugador más fiable sobre el que gira mucho de lo que sucede en el terreno de juego. El paso adelante de Guido Rodríguez, la regularidad de Tello son otros aspectos interesantes.
Sin embargo, el cuadro verdiblanco, que también tiene situaciones pendientes como la regularidad anotadora de sus delanteros -más allá de las dos últimas jornadas- o transformar a Fekir de un buen futbolista a uno determinante, necesita encontrar la regularidad y fiabilidad para que las virtudes aparezcan más que los defectos en el futuro.
Pero si nos la pones botando criaturita. Hay plantillas con menos presupuesto y Dan la cara más que ustedes. Lo que necesitáis es quitaros el eslogan Man que pierda y exigir más a los jugadores cuerpo técnico y directiva. Y no estar todos llorando por los árbitros el var y demás
Pero a ver si nos damos cuenta de una vez la aficion betica que nos han hecho un equipo para esta ahí peleando por no bajar y punto ahora que sigan mintiendo y engañando al personal como siempre estos dirigentes y quien los creas pues es cosa de ellos pero a lo que aspiramos es a no bajar que la verdad duele pues si culpables de esta situación? la aficion y sobre todo los socios por consentir que sigan dirigiendo estos personajes,que no hay otros? pues lo dicho a nuestra liga no bajar y punto. ahora saldrá algún palmero con este comentario