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Cuando la diversión no está reñida con la competitividad

Nabil Fekir con la pelota ante Salva Sevilla (foto: Kiko Hurtado).
Siguiendo al Real Betis y al Sevilla FC

El Betis de está temporada parece dispuesto a desmontar algunos mitos. Propios y ajenos. El equipo que dirige con maestría Manuel Pellegrini está rompiendo algunos de estos pensamientos arraigados durante mucho tiempo y explorando sus propios límites. Todo desde la naturalidad y la felicidad que desprende un equipo que, para empezar, divierte y compite.

Unas de esas teorías en el fútbol ha enfrentado muchas veces aquello de que el ganar estaba reñido con el jugar bien. Para empezar lo segundo es muy subjetivo y probablemente tenga que ver más con las victorias y lo que se hace para alcanzarlas. Pero si lo que se habla es de diversión, de hacer un juego vistoso y vertical, el Betis lo ha conseguido.

Porque el Betis ha unido a la gran mayoría de los aficionados neutrales en la idea de que es uno de los equipos más atractivos de ver, si no el que más, de la competición. Fútbol vertical, desde la posesión -otro mito que se desmonta-, que apunta constantemente a la portería contraria. Pases, combinaciones, pelota raseada y acciones de calidad.

Ejemplos son muchos de los partidos redondos que el Betis ha firmado esta temporada para deleite de su afición. En el Benito Villamarín, escenario que ha convertido en lugar de diversión para los suyos, o lejos de Heliópolis. Las sensaciones también son palpables, tangibles, con la cifra de goles que anota el conjunto de Manuel Pellegrini.

Claro que eso no implica falta de competitividad. Todo lo contrario. También los datos lo señalan. Único equipo en España en tres competiciones, con un pie en la final de la Copa del Rey, con una eliminatoria orientada con el Zenit y tercero en LaLiga. Si el Betis sólo fuera divertido o vistoso y no añadiera esa competitividad no estaría en el punto en el que está encarando el final de febrero.

Un ejemplo de esa doble cara del Betis, tan útil para el fútbol, se vio contra el Mallorca. Una primera parte arrolladora y de buen juego, luego fue competitivo para sacar adelante un partido que se complicó con el empate y que con el 2-1 guardó la ventaja como un tesoro. Es el paradigma más cercano, no el único de un equipo al que casi nunca echan de los partidos.

Otra barrera que el Betis está desmontando tiene que ver con su propia historia. La combinación de las tres competiciones en el cuadro verdiblanco nunca fue fácil, con temporadas que jugando en Europa incluso acabaron mal. De hecho sólo una vez en su más de centenaria existencia ha repetido clasificación continental jugando en Europa esa misma campaña.

Ahora va camino de hacerlo y con paso firme. El Betis, y volvemos a lo de la competitividad, no tira ni un partido. Jueves, domingo, jueves. Con más o menos brillo pero el equipo de Pellegrini se ha instalado esa cultura de buscar triunfos, independientemente de las circunstancias. Una tarea en la que tiene que ver la mano del Ingeniero y el hambre inculcada a sus futbolistas.

El tiempo dirá si la temporada del Betis que tanto apunta la acaba de redondear con algún título o la clasificación para Champions. El camino, de momento, está siendo el de un equipo que conjuga sin problemas el fútbol ofensivo con la competitividad, que en el mes de febrero mantiene por todo lo alto la ilusión en una afición que vive con una sonrisa permanente.

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  1. ANTONIO RAMON DEL PINO

    Chapó para el Real Betis. El futbol es como cualquier otro deporte, hay que jugar y si se hace como el Real Betis se convierte en un espectáculo. Hay otros equipo que hay que apagar la tv. Y por supuesto no pagar ninguna entrada. Viva el Betis, y a seguir