Un sello inconfundible con un estilo propio, pero a la vez mutando ante los mimbres de los que dispone para matizar su idea. Ese complicado equilibrio, aparentemente sencillo pero complicado en estos tiempos en los que muchos entrenadores enarbolan y se arrogan formas de jugar, es una de la claves del Betis de Manuel Pellegrini, que un año más sigue dando con la tecla.
Aquella célebre frase de "el Ingeniero tiene un plan" sigue teniendo vigencia, y tanto, en el tercer curso del chileno en el banquillo del Betis. Sin embargo, en un ejercicio de inteligencia futbolística, el técnico ha ido añadiendo matices a su equipo para aprovechar y exprimir de la mejor forma posible las cualidades de la plantilla que tiene a su cargo. Nada de posiciones inflexibles.
Queda claro que la mayor virtud de este Betis es la competitividad. Valga como último ejemplo el partido que los heliopolitanos firmaron contra el Villarreal en La Cerámica, apenas tres días después de lo sucedido en Old Trafford. Con la complicación de por sí que tiene el estadio castellonenses y con las bajas de dos tres futbolistas claves -Fekir y William Carvalho- y sin el tercero, Canales, aún a pleno rendimiento.
Pero el Betis compitió. Quizás por lo habitual en los últimos años deje de ser noticiable o sorprendente. Sin embargo, lo hizo porque el plan del Ingeniero se ha ido actualizando a las necesidades y recursos. Aquello de optimizar las virtudes y esconder defectos que todos los equipos, en todas los órdenes de la vida, existen. También en el Betis.
Cualquiera que vea habitualmente al Betis de esta campaña se da cuenta que no es tan vistoso ni rotundo en ataque como el del año pasado. Los recursos son diferentes. Sin Bellerín y Álex Moreno -desde enero en los laterales- y primero medio año sin Juanmi y ahora deberá afrontar otro medio sin Fekir. No ha supuesto una merma de resultados.
Pellegrini, en una idea que viene puliendo progresivamente desde que llegara al Betis, ha procurado mejorar la fortaleza defensiva y desde ahí crecer. La cifra de goles encajados decreciente año por año así lo señala. Es un equipo más eficiente atrás, evidentemente con mejores y peores días, al que difícilmente le echan de los partidos. Como toda regla, la excepción de Old Trafford.
Desde esa seguridad, y sin abandonar la idea de intentar ser dominador y protagonista con la pelota, el talento de los jugadores del Betis debe desequilibrar arriba. Claro que si llegan ausencias de futbolistas claves, como se han venido produciendo en diferentes puestos, el equipo responde porque también se siente seguro desde el orden y, sobre todo, la competitividad.
De momento este año no ha completado partidos tan redondos como el año pasado. No obstante el Betis es quinto y claro candidato a entrar en la Champions League alcanzando el último tercio de LaLiga. Optimización de recursos de Pellegrini, gran artífice de los éxitos, que ha sabido desde su sello combinarlo también con la adaptación al medio y las circunstancias.