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La bendita rutina de la competitividad del Betis

Chadi Riad y Germán Pezzella se abrazan (foto: Kiko Hurtado).
Siguiendo al Real Betis y al Sevilla FC

El Real Betis cerró el 2023 con su enésima demostración de la tremenda capacidad competitiva que atesora desde la llegada de Manuel Pellegrini al banquillo. Un rasgo identitario marcado a fuego por el chileno que, salvo contadas excepciones, siempre emerge, más allá de las complicaciones del rival o de las circunstancias que acontezcan.

Sin Isco, con todo lo que supone en este Betis y el peso que ejerce en el juego del equipo; sin Guido Rodríguez, también con su trascendencia en el balance defensivo de los verdiblancos; y por más que el que llegara al Benito Villamarín fuera el intratable Girona, que dio muestras sobradas de que son bien merecidos los halagos que recibe y su posición en el tabla.

Todo ello quedó en un segundo plano y el Betis compitió. Cierto es que no ganó y que la acumulación de empates en la carrera europea pueden penalizar, pero la perspectiva del partido concreto contra el Girona y sus circunstancias también deben servir para valorar el punto. Igualmente las sensaciones de un equipo que sigue transmitiendo a la grada.

Manuel Pellegrini, entrenador del Real Betis (Foto: Kiko Hurtado)

Ese Betis competitivo demostró una vez más que casi nunca se cae. Tras el varapalo del Rangers, donde ahí sí le faltó ese punto, los verdiblancos han mantenido al pulso a dos rivales del nivel de la Real Sociedad y el Girona, gracias a su enorme capacidad de agarrarse a los partidos y mirar a los rivales a los ojos. Independientemente de una mayor o menor brillantez.

Sucedió contra un Girona que, por momentos, exhibió un gran fútbol de posesión y manejó la pelota con velocidad. Incluso se adelantó en el marcador. Sin embargo, el Betis que casi nunca se cae, se guardó la última palabra con el gol de Germán Pezzella para mantener la imbatibilidad liguera en un Benito Villamarín que sigue enganchado con su equipo.

El encuentro también incidió en una cuestión, que hasta el propio Manuel Pellegrini reconoció tras el partido, y que tiene que ver con la falta de puntería. Y es que el Betis disfrutó de ocasiones para haberse llevado la victoria, pero no acertó en el remate final. Un hecho que se viene repitiendo en algunos partidos y que ha provocado que algunos de los señalados empates no acabaran en triunfos.

Una cuestión para mejorar en el 2024. Ya sea con el paso adelante de alguno de los atacantes de la plantilla del Betis, ya sea con refuerzos que den un plus a este equipo tan competitivo. La seña de identidad sigue viva y el equipo es capaz de sobreponerse a las ausencias o circunstancias. La bendita rutina de la competitividad durante otro año.

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  1. Vicente de Utrera

    La entrada de Nacho R. Madrid era roja, si ... Pero más roja era la entrada de Savinho a Bellerín, que se lo cargó y bien, hasta le hizo una herida. Los jugadores del Betis ya están bien de ser nobles y deportivos, les hacen falta y hasta lesionan y dan palmadita al infractor, luego llega como Marc Roca que hace entrada de tarjeta amarilla y casi le pega Aleix García. Los jugadores del Betis no reclaman al VAR, la pérdida de tiempo, la reiteración de faltas, y faltas de amarilla, pero es que tampoco emplean las mismas tácticas, hacer un poco de más teatro, perder el tiempo (sin hacerlo es verdad que le sacan tarjeta amarilla) y dejar los saluditos para cuando termina el partido.