La adaptación al medio es señal de inteligencia. Una máxima que aplica el Betis de las últimas semanas ante las nuevas circunstancias en forma de lesiones. Sin tres de los jugadores más talentosos -Giovani Lo Celso, Isco Alarcón y William Carvalho-, el equipo de Pellegrini se ha reinventado en los últimos partidos para encontrar nuevas fórmulas. Sin perder la esencia, pero consciente de que ahora las armas son distintas.
El partido contra el Atlético de Madrid fue el máximo exponente de esa metamorfosis que el Betis de Pellegrini ha experimentado. Un equipo más directo, más presionante, con la portería entre ceja y ceja y con menos elaboración con la pelota. Como balas de cañón. Una versión que le llevó a derrotar a uno de sus bestias negras de los últimos tiempos y hacer enloquecer al Benito Villamarín.
Porque el Betis fue un vendaval contra el Atlético de Madrid. Del minuto 1 al 90, sin respiro. Una forma de golpear a los de Simeone, en parte con algunas de las armas colchoneras, como la determinación y el esfuerzo físico extremo. Si acaso la falta de puntería bética, un viejo problema de esta temporada, evitó que la goleada fuera mayor e histórica. Un escándalo de partido con un Betis diferente.
El cambio de sistema ya se fraguó durante el parón de selecciones, después de las dos derrotas dolorosas contra el Legia de Varsovia y el Sevilla. Sirvió el tiempo de reflexión. Ya en esas semanas el Betis conocía la lesión de Giovani Lo Celso con Argentina. Un serio contratiempo visto la dependencia bética del ex del Tottenham. No quedaba otra que reinventarse, sin perder la esencia, y eso hizo Manuel Pellegrini desde el siguiente partido.
El Sadar fue el primer escenario en el que se vio el ‘nuevo Betis’. Ya la puesta en escena fue interesante y, aunque fue mucho más redondo que contra el Atlético, los verdiblancos ganaron en un estadio siempre complicado dejando una imagen más que interesante. Luego llegó, también hay que señalarlo, el frío partido contra el Copenhague. Mismo dibujo e idea que contra Osasuna, pero distinto resultado. También las rotaciones pudieron pesar.
Contra el Atlético de Madrid sí fue redondo, la actuación deseada. El juego del Betis fue eléctrico, vertical y poniendo por momentos bocabajo el Benito Villamarín. Esta vez la frialdad fueron las condiciones atmosféricas, pero no ni el rendimiento bético ni la caldera que fue el Benito Villamarín. Venció y convenció de principio a fin.
No ha sido únicamente una cuestión del dibujo táctico, el paso al 4-4-2 y el hecho de que sean dos delanteros los que salgan de inicio. Pesa, claro está. También es la interpretación del juego, en esa idea de que a falta de ese futbolista diferente y talentoso, encarnado en Isco la temporada pasada o Lo Celso en esta, el Betis busca nuevos caminos. Un cambio también de mentalidad y de interpretar el juego. Una hoja de ruta señalada que debe servir para las próximas jornadas, al menos hasta que llegue el próximo parón.
No significa que cuando el Betis recupere esos elementos referenciales en la mediapunta nuevamente no se amolde a las nuevas circunstancias. Es una bendición para cualquier equipo tener a Lo Celso, Isco o a la mejor versión de William Carvalho. De hecho el Betis ha protagonizado cuatro años de alto rendimiento y una estabilidad nunca antes vista en la historia de la entidad heliopolitana, con un sello de identidad muy acusado. Claro que mientras tanto, la inteligente adaptación ha vuelto a hacer sonreír a los béticos.
Viva el Real Betis Balompie. Lo mejor está por llegar y en 4K o ultra HD. Como balas de cañón.
Ahora entiendo lo del VAR y su intervención en el penalti. El señor Bengoechea es de Bilbao y si el Betis ganaba, se podría poner por delante del Bilbao. Si a eso, le añadimos que el próximo día juega con el susodicho y gana, el marrón que les podría hacer.... Aunque siempre que juega el Betis alli, saldra la Kale barroca a dar el coñaso.
Eso mismo es, la última frase lo dice todo, en los últimos años osea con Pellegrini en el banquillo, quiero decir con esto que si no llega a ser por el estáis en el barro, 30/06/26 o seguir entrenando con 80 años que no pueda ni golpear el balón, mientras tanto daros una vueltita por el museo de la cochinera como dicen unos y llevaros las manos a la cabeza, haber si conseguís empatar nos con el