Ganó pero no convenció. El último partido del Real Betis, el disputado contra el Petrocub en las lejanas tierras moldavas, evidenció las dos semblantes que el conjunto verdiblanco viene mostrando a lo largo de la temporada. Capaz de plantarle cara a todopoderosos del panorama nacional, capaz de atascarse ante equipos de menor nivel en Europa.
Es cierto de lo que se trataba en la última cita europea del Betis era ganar. Sin más. Los condicionantes clasificatorios en la Conference League exigían una victoria de los de Manuel Pellegrini en la penúltima jornada para no verse ahogados en el último compromiso de la fase de liguillas. En eso cumplió, más allá del cómo.
Sin embargo, al Betis le costó. Tuvo dificultades para generar ocasiones y fútbol en la primera parte, en la segunda, ya con la ventaja del 0-1 de Bakambu, la incertidumbre del marcador y las llegadas de los moldavos propiciaron unos minutos finales incómodos. La victoria, que era lo que contaba por encima de todo, viajó a Sevilla.
Contrasta llamativamente el Betis de apenas cinco días de diferencia. El poderoso y vertical, que puso en aprietos al Barcelona, y el que en Moldavia sudó pese lo ambiental para traerse los tres puntos. No es la primera vez que ocurre esta temporada. No hay más que ver el discurrir verdiblanco en la Conference League, en un extremo; o el partidazo que soltaron los de Pellegrini en LALIGA contra el Atlético de Madrid, en el otro lado.
La motivación, las condiciones de los campos, los rivales, el jugar en el Benito Villamarín, lo propositivo de los adversarios, o hasta las bajas pueden ser algunas de las razones que expliquen esta doble versión del Betis en este primer tramo de temporada. Dos versiones del mismo equipo que pueden a veces sorprender.
Con todo y con perspectiva, el Betis tiene en su mano la temporada. Los títulos, los objetivos, no se ganan en diciembre pero sí se pueden perder. Ahora el mismo el cuadro heliopolitano sigue en la Copa y depende de sí mismo en la Conference League. Una vez pase de ronda, en los cruces y si se rearma, tanto con la recuperación de lesionados como con incorporaciones, el 2025 ofrece todas las oportunidades. También en LALIGA, donde las distancias son más que salvables a estas alturas.
Sí conviene que el Betis estabilice su comportamiento en la temporada y encuentre la máxima fiabilidad dentro de sus posibilidades en todas las competiciones. Las próximas rondas en los torneos aumentarán en dificultad y el margen de error será menor. No habrá red para días de la cara más oscura. El camino lo conoce el cuadro de Manuel Pellegrini, su sapiencia en estos más de cuatro años lo avalan de sobra. Ahora queda que sea un Betis de una sola cara, la cara del equipo competitivo y reconocible que ha demostrado que puede ser.