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Iker Muniain, Esa Distinción

ElDesmarque

Me pregunta Asís Martín, mi editor de ElDesmarque.com edición Bizkaia, si Iker Muniain está para jugar 90 minutos (vale, también el tiempo añadido) ante el Real Madrid este miércoles en el Santiago Bernabeu. Pienso. Y pienso que no hay que exigirle tanto.

Muniain viene de una lesión seria, cuando el 28 de septiembre de 2017 se rompió el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha en un partido de la Europa League ante el Zorya ucraniano. Tras la intervención quirúrgica de rigor, hubo de estar varios meses sin jugar aunque trabajando en su recuperación física.
  Además, porque ya cuenta con otro antecedente importante: aquella torsión en un encuentro liguero ante el Sevilla que le dejó la misma lesión que ante el Zorya pero en la rodilla izquierda y que luego le demandó 8 meses de recuperación.  Sin embargo, como dijo en ocasión de esta última lesión en 2017 el propio Muniain, “una piedra en mi camino me enseñó que mi destino era rodar, rodar y rodar”.  Entonces, en mi propia y humana contradicción, también pienso que tal vez sea hora de que Muniain salga a rodar los 90 minutos más el añadido.
  Porque tengo una cierta esperanza en torno a nuestro singular Bart Simpson.  En un post que escribí en mi blog personal el 6 de octubre de 2014, al día siguiente de un partido de Liga entre el Athletic y el Madrid, había observado lo siguiente:  “Él es distinto. Se le ve distinto, además. En el campo es un gran batallador: el que piensa, el de las sutilezas y los detalles, el que intenta la jugada que sale de lo común, de la banalidad anodina del fútbol de hoy de toques innecesarios y verticalidades exageradas.  Él no es atlético ni guapo ni tiene un corte de pelo a la moda. Siempre está con la boca abierta, como si cada partido lo comenzara ya cansado.  Pero nunca está desganado. Vale, que a veces es un poco morfón, chupón, que le dicen: ese berretín de hacer una de más porque se sabe buen jugador.
  Ayer, sobre el césped del estadio Santiago Bernabeu, él era el único distinto de un equipo: el Athletic Club de Bilbao, que está hecho un estado de ánimo que es oscilante, inmerso en su propio laberinto de melancolías varias, que está perdido entre los claroscuros de la proximidad de una salida real o deseada.  Los leones están faltos de melena suelta, de aire intenso, de atrevimiento, de osadía, de riesgo. Pero él, Iker Muniain, es distinto. Y acaso de esa solitaria distinción surja esa chispa que encienda aquella fuerza resiliente que anida en Lezama, que se suelta en San Mamés y que ilumina la esperanza en este equipo de la tierra que está en espera.
¡Aupa Athletic, beti aurrera!”.  Repito que, porque acaso es el más distinto en esta nueva temporada igual de melancólica en la que estamos transitando, este miércoles pueda comandar la sorpresa athleticzale ante el Madrid en el Bernabéu. Arropado en el armado del ataque por Córdoba y Susaeta. Es apenas mi sueño. Y pregunto: ¿Por qué no?
Alejandra Herranz, periodista y blogger
@aleherranz

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