Hay quienes dicen que el fútbol ya no tiene nada de juego. Que es, en gran parte, un mercado de oferta, demanda y un precio, propio de un deporte profesional. A veces, añoro el juego, el enfoque lúdico de armar una jugada en ataque, o el sentimiento de pertenencia de defender todos los espacios y la portería, porque la divisa es sagrada. Me pregunto, a qué juega este Athletic.
El de Eduardo Berizzo, que es quien dispone de la táctica y de la planificación de los entrenamientos y de la temporada. Pero también el de estos jugadores, que son los míos, que jornada-a-jornada muestran una actitud en el campo que está bien lejos de lo que es el Athletic.
A veces creo que en el campo se les da por el juego de la oca; ese del "de oca en oca, tiro porque me toca". Pases inconsistentes en hilvanar una jugada, despejes para los contrarios,...
Todo esto para arañar empates: el Athletic lleva 6 (incluyendo éste 1-1 ante el Rayo Vallecano), con apenas 9 puntos en 9 jornadas ligueras y en la décimo séptima posición en la clasificación; que esta temporada no hay Europa para nosotros.
Otras veces creo que son como niños aburridos que no saben a qué jugar. Y así se los ve en el campo: solos, sin buscarse, sin acompañarse, sumidos en sus once mundos más los del banquillo.
Ayer tuve la sensación, sentada en una de las tribunas del estadio rayista, que este Athletic no juega. Que vino a Vallecas con sus jugadores bien vestiditos, muy pulcros ellos, para cumplir con la visita. No a jugar, que la mano invisible quería que regresaran a Bilbao en iguales condiciones: nada de arriesgar, de volcarse sobre la hierba en la disputa de un balón.
Entonces, pregunto: ¿A qué juega este Athletic? Y me gustaría que Berizzo y los jugadores pudieran responderme a esta pregunta. Desde el campo, jugando, es como esperamos vuestra respuesta compartida.
Alejandra Herranz, periodista y blogger
@aleherranz