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Celta-Athletic, una de Pimpinela

Muchos aficionados del Athletic vistieron de rojiblanco los alrededores de Balaídos (Foto: DMQ Vigo).
Alejandra Herranz

Octava jornada de LaLiga Santander. El Athletic Club venía de caer en casa ante el Valencia CF por 0-1 y llegaba a Balaídos para jugar ante el Celta de Vigo, el equipo de las 5 principales ligas europeas que menos había marcado en las primeras 7 jornadas y que estaba en puestos de descenso. Hasta este domingo 6 de octubre de 2019.

El partido parecía lucir un estilo Pimpinela: por aquello de “me engañaste, me mentiste, me dijiste que desde aquel día ya no la veías”; porque ninguno de los dos equipos generaba situaciones de gol y las porterías respectivas las venían bien poco.

(Como espectadores y espectadoras nos sentimos relativamente engañados y engañadas: el encuentro prometía por las necesidades de los dos equipos, sin embargo, quedó en meras promesas de campaña).

Hasta el minuto 74 de juego, VAR de por medio. Un centro de Santi Mina y un Iago Aspas que se anticipa a su marca y de cabeza la manda a guardar a la red. Un gol legítimo: Iñaki Williams, defendiendo con sus compañeros, habilitaba al delantero del Celta.

(Iñaki Williams, nuestra mejor baza de gol; el que está en todo el campo y que juega mejor por los laterales que como centrodelantero, porque así aprovecha mejor los espacios y su velocidad).

Los 20 minutos restantes (se añadieron 4 más) fueron manotazos de empanado por parte del entrenador Gaizka Garitano. Los ingresos de Aduriz y Larra por Muniain y Vesga, más el de Sancet por Óscar De Marcos no tuvieron el efecto buscado, de revertir el resultado parcial.

El Athletic no cambiaba de tónica anodina, de jugar a defender, de ceder el balón al contrario, de racanear en ataque

(Aunque sí parecía muy entusiasmado en sumar tarjetas amarillas: Yeray, Balenziaga, Íñigo Martínez, Capa y Raúl García sí que vieron la cartulina del color preferido del escritor argentino Jorge Luis Borges).

Este domingo hemos hecho mal las cosas. Habrá que aprovechar el bache para ajustar líneas, recuperar la ambición por la portería rival y jugar con pelota controlada. Porque, de no hacerlo, nos encerraremos en bucle por el resto de la temporada en la canción de Pimpinela: “Yo hice todo lo que pude, no me pidas más”. Y a mí no me gustaría ser “Una estúpida más”.

Alejandra Herranz, periodista y blogger 

@aleherranz

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