Hasta que el árbitro no pitó el final del partido de la jornada 35 no sabíamos a qué objetivo aspiraba la Real verdaderamente. Con la ansiada victoria ante el Getafe se terminó de borrar por completo los fantasmas de los más agoreros de la parroquia txuri urdin. Con los números y la calculadora en una mano y con las sensaciones e imagen que venía dando el equipo en la otra, no descartaban la posibilidad de un descenso que, para ser realistas, se antojaba prácticamente imposible. Creo que había un estudio de probabilidad que le daba menos del 0,1 % de posibilidades de descender, pero he decir que algunos seguidores béticos que me tocan de cerca andaban con la misma cantinela.
Al minuto siguiente del pitido final, otros echaron mano rápidamente del móvil para buscar la clasificación y ver resultados, próximos partidos, enfrentamientos directos…Y segundos más tarde empezar a hacer cábalas del tipo, si ganamos al Alavés, luego viene el Madrid que está de pena y además no se juega nada… ¡pues todavía podemos quedar séptimos e ir a Europa! ¿En qué quedamos? ¿Nos aseguramos seguir en Primera o aún hay opciones de cumplir el objetivo de Europa League?
Por otro lado, lo que tiene andar en tierra de nadie es que se empieza a hablar demasiado pronto de salidas, llegadas, renovaciones y demás. Se presenta un verano sin acontecimientos futbolísticos, sin mundial ni Eurocopa ni nada parecido. Suelen ser buena excusa de la que tirar cuando las operaciones son lentas y las bajas y altas tardan en ejecutarse. Se suelen usar de cortina de humo cuando por lo que sea en los despachos las cosas no fluyen como deberían. Así pues, ya suenen nombres y cifras que empiezan a calentar los ánimos, si no habíamos tenido ya suficiente con la tortura china que han supuesto estos últimos meses. Hemos compaginado jugar con cedidos de un nivel lamentable de manera titular y reiterativa con hacer debutar más de media docena de potrillos de Zubieta. En honor a la verdad, todos los chavales han dado un buen nivel, y más de uno y más de dos han demostrado tener un hueco para la temporada que viene.
Este no saber por dónde tirar y terminar por hacer una cosa y al poco tiempo justo la contraria porque te has dado un buen sopapo, es como cuando un niño pequeño dice tener hambre y no sabe qué comer, o mejor dicho, no sabe realmente si es hambre lo que tiene, o sueño, fiebre…y al final prueba un poco de aquí, un poco de allá, te hace abrir esto, luego lo otro y nada de eso ha servido para solucionar el problema.
¿Qué queremos? ¿Cómo lo queremos? ¿Cuál es la prioridad? ¿Estamos dispuestos a renunciar a algo en beneficio de otra cosa? ¿Sabemos lo que quiere nuestra afición? ¿Estamos siendo honestos con nuestra afición? ¿La estamos teniendo lo suficientemente en cuenta? ¿Cómo nos imaginamos de aquí a unos años?
Cuánta razón tenía aquel del chiste… ¿a qué hemos venido, a Rolex o a caracoles? Pues eso, aclárense que no tenemos todo el día.