Tengo que reconocer que Markel Susaeta nunca ha sido santo de mi devoción. Ni siquiera en sus mejores momentos me gustaba y nunca he comprendido su fútbol. Sus virtudes, trabajo, buenos centros y amor al equipo no han sido suficientes para convencerme de su titularidad,... pero no me queda otro remedio que agradecerle su tesón y el ejemplo que ha dado a todos como jugador de club. Nunca ha creado un problema y siempre ha estado cuando se le ha necesitado.
Yo no soy partidario de hacerlo porque creo que no aportará nada la próxima campaña, y puede incluso que cierre las puertas a otros jugadores con cierta posibilidad de progresión, pero lo que sí tengo claro es que Susaeta debe recibir un gran homenaje. Y este es otro apartado donde quiero entrar.
Los homenajes, o reconocimientos como deberían llamarse, que hacemos en el Athletic Club, a mi juicio, no representan el sentimiento de familia y de cariño que nuestra especial idiosincrasia deberían reflejar.
Están faltos de intensidad de duración y de sentimiento, y eso debe cambiar. Un jugador del Athletic que haya demostrado querer a este club debe retirarse sabiendo que para siempre formará parte de todos nosotros no solo en el presente, sino en el futuro.
Hoy en día no es tan sencillo terminar la vida deportiva en el Athletic Club de Bilbao, ya sea por los cantos de sirena en forma de posibles títulos en equipos con más potencial económico, porque salgan jugadores jóvenes que vengan empujando, o porque haya que dejarles hueco a pesar de que aún no estén hechos.
Esta nueva directiva debe tomar cartas en el asunto. Una despedida – homenaje – reconocimiento debe ser algo serio y que cale dentro. Una fiesta, inolvidable para el jugador y para el público. Jugadores como Susaeta con más de quinientos partidos, Gurpegui, Iraola o en breve Aduriz, deben disfrutar de un día difícilmente olvidable. Mejor aún deben disfrutar durante el resto de sus días de un recuerdo en la familia Athletic.
Puede que sea interesante recibir ideas de cómo debería hacerse. Colgar las camisetas con sus nombres alrededor del estadio, que debajo de cada asiento figure una inscripción con el nombre (tenemos asientos suficientes para todos), así incluso cada socio o espectador podrá tener un asiento diferenciado, (el asiento Susaeta o Uriarte o Iribar),...
O un día de jornada para todos con partidos entre la primera plantilla y los infantiles, o del Athletic femenino y el primer equipo mezclados contra otro equipo, o recuerdan aquellas imágenes de tres jugadores asiáticos -no recuerdo si japoneses- jugando contra cien chavales… en resumen un día de fiesta con vino y bocadillos.
Bilbao tiene gente capaz de organizar una despedida divertida y en familia, la ciudad está acostumbrada a organizar grandes eventos y este debería de serlo. Pongámonos a ello y una vez más demos una lección de lo que es demostrar cariño por un miembro destacado de la familia Athletic.