Eran otros tiempos para el Real Zaragoza. La plantilla formada por los Milito, Movilla, Cani, Savio y compañía había sido invitada a realizar una pretemporada en China. Por allí daba sus primeros pasos un precoz Alberto Zapater, que había sido subido al primer equipo por Víctor Muñoz directamente desde el juvenil y su marcado carácter aragonés, caracterizado por la nobleza, le hacía ser el centro de las bromas de sus compañeros.
Las horas pasaban en Shangai en medio del calor y la humedad de un viaje caótico en el que la convivencia era la parte más importante del mismo. Esos lazos que se hacen en los equipos que consiguen cosas importantes y que unen los jugadores hasta hacer una piña que se impone a cualquier otro criterio futbolístico. Situaciones vividas en el avión que quedarán para siempre en el anecdotario como ver al doctor Villanueva en calzoncillos pidiendo a la tripulación que pusieron el aire acondicionado por "una mera cuestión de salud" o al actual director general, Luis Carlos Cuartero -por entonces futbolista de la primera plantilla-, competir con el fisio, Míchel Román, para ver quien bajaba antes del avión y pasar a la historia como ser el primero de Pradilla en pisar China.
En medio de todo ese buen rollo, Movilla se alió con los hermanos Milito y otros compañeros para simular un robo en el hotel. Previamente, le habían escondido las botas a Zapater, que eran de las primeras que Adidas personalizaba con el nombre del jugador en cuestión. Movilla bajó a la recepción gritando que le habían robado las tarjetas de crédito y Gabi Milito hizo lo propio... No tardó en bajar el actual capitán zaragocista, con apenas 19 años de edad, a denunciar su robo. "Lo que más me jode es que me han robado 'las zapater'", mascullaba. Finalmente, se descubrió todo el pastel y quedaron las risas para rato.
Esas 'zapater' que supuestamente habían robado eran el primer par de botas de las muchas que luego ha tenido el centrocampista de Ejea. Las mismas que le llevaron a triunfar en Europa, con sus pasos por el Sporting de Lisboa y el Genoa, y las que le llevaron a la sufrida aventura rusa. Pero sobre todo las que se calzó en la Ciudad Deportiva hace dos años, en silencio, sin avisar a nadie, para probar con Andrés Ubieto si podría volver a jugar al fútbol. Las mismas con las que ha completado más de 40 partidos en las dos últimas campañas. Las mismas con las que metió el golazo de falta en Los Pajaritos y ojalá que sean las mismas que celebre el ascenso. Entonces Zapa, te aseguro que seré yo mismo quien te robe 'las zapater'.