Por Miguel Evangelista
Jugar contra el Barcelona de Alves, Xavi, Messi, Eto'o, debe ser bastante complicado y preparar el partido todavía más. Un amigo me explicó la diferencia que existe entre sistema y esquema, pero no llegué a entenderlo del todo hasta la noche del Sevilla 0 Barcelona 3. Un sistema es el dibujo que los entrenadores aplican para un partido antes de que comience a rodar el balón -el Sevilla ese día dibujó un 1-4-4-2-. Cuando el árbitro ordena el inicio de un partido, ya podemos hablar de esquema, y en ese momento del referido encuentro, no daba crédito a lo que estaba viendo. Los movimientos, los marcajes, y la forma de jugar de elementos de primer nivel como Kanouté, Luis Fabiano, Adriano, Maresca, etcétera, me llevaron a pensar que habíamos entrado -con la crisis económica mundial- en la era del 1-8-1-1-. Adriano empañaba con su aliento el zarcillo en la oreja de su amigo Dani Alves; Tom de Mul ni en los entrenamientos había visto tan cerca a Mosquera; Maresca y Fazio parecían escoltas de Squillaci y Escudé; pero lo más grande es lo de Frederic Kanouté, gran delantero, mejor centrocampista y después de lo demostrado sensacional recambio para nuestro querido amigo Javi Navarro. Y luego van y dicen algunos entrenadores que no hace falta jugar con cinco delanteros para ser ofensivos. Ni mucho menos, claro que no hace falta jugar con cuatro defensas para ser defensivos, basta con bajar a todos a cinco metros a la redonda de Palop, el cual jamás había visto tan cerca tantos delanteros de su equipo desde el día que marcó aquel golazo de cabeza contra el Shaktar Donest. Prometo que no es ironía lo que quiero expresar, ya que se convirtió en realidad cuatro días después con el 1-6-2-2- contra el Partizan a pesar del triunfo.
Pero la grandeza del fútbol te rebate cualquier análisis certero que puedas hacer en un momento dado.
Como ha sucedido en estos últimos diez días.
El Sevilla llega al Bernabéu "herido", y qué curioso, le salva la veteranía de Raúl en un vestuario más pendiente del banquillo del rubiales mal educado y resentido, que del balón -a saber quién le va a quitar merito a marcar cuatro-.
Otra vez San Palop, dejó limpio de obstáculos el camino con los tres puntos ante el Madrid, hasta llegar al final del tourmalet, ante el Villarreal, que más que una cota del ocho por ciento, parecía una zona llana para los grandes velocistas que tiene Jiménez a sus órdenes.
Al final puede ser verdad, que el que trabaja mucho obtiene su recompensa, pero como dice el propio Jiménez, ni por perder se ha dejado de cumplir el objetivo y tampoco por ganar ya está conseguido.
Felicidades por lo que te toca...... amigo.