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Dios salve a Oliveira

Por Alonso Rivero

"No hay mensaje de tranquilidad porque no podemos estar tranquilos. Lo que sí hay que hacer es levantarse y empezar a ganar". Con esta frase tan contundente respondía el delantero brasileño Ricardo Oliveira a los periodistas que le pedían un mensaje de tranquilidad tras la vergonzosa derrota por 6 goles a 1 en el Santiago Bernabéu. 

 


Seguramente sorprendió la sinceridad de un jugador que ha venido con la sana ambición de hacer más grande a un equipo no acostumbrado a ello en los últimos años, un equipo en el que los jugadores tiran de tópicos para escurrir el bulto de los malos resultados o en el que sus dirigentes no mantienen un mensaje institucional claro que arengue a los propios futbolistas. Una sinceridad muy escasa en este mundo loco del fútbol en el que prima de manera clara el interés individual al de todo un grupo. Quizás todo el mundo esperaba los clásicos no estuvimos acertados, el fútbol es así, necesitamos el apoyo de la afición, hay que olvidar esta derrota...

 

Ricardo Oliveira no es así. Ya demostró durante su presentación que no venía al Real Betis Balompié a cumplir con el trámite, a jugar sus últimos años en un club de entidad ni a llevarse, como vulgarmente se dice "la tela". Con su discurso en rueda de prensa este martes ha incrementado la admiración que muchos béticos y aficionados al fútbol sienten por él. Se ha puesto los galones del equipo y no le importa, si la situación lo requiere, admitir unos males muy acentuados en este equipo en las últimas temporadas: "faltó actitud, el compromiso y la comunicación en el campo". 

 


Mientras algunos dirigintes verdiblancos muestran en público sus filias o sus fobias sobre el técnico Paco Chaparro, mientras el máximo accionista sigue, como los buenos "chupones", realizando la guerra por su cuenta, o mientras desde la secretaría técnica se sigue contactando con entrenadores y jugadores, Ricardo sigue a lo suyo, aportando goles, juego y sobre todo actitud, una actitud que no muestran otros jugadores llamados a hacer cosas importantes en este equipo y que sin explicación alguna se han escondido en los últimos partidos.

 


Con este discurso, el brasileño ya ha puesto la primera piedra para ganar el próximo domingo al Villarreal. Ha puesto las luces rojas de alarma en el grupo, un grupo que sabe que puede quedar retratado ante su propia afición, que ya está cansada de pasar penurias en las últimas temporadas y que en el viaje de regreso hacia Sevilla el pasado fin de semana ya dejó claro que está dispuesta a dejar pasar muy poquitas cosas. Una afición que necesita actos de sinceridad como el que ha realizado Oliveira en sala de prensa y que no le interesa las peleas de corral que los "Gallitos" vestidos de dirigentes siguen manteniendo.¿Dios salve a la Reina?. No. Dios salve a Oliveira.


 

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