Las jornadas 7 y 8 de la expedición han sido duras y largas. A medida que avanza el ascenso la temperatura se desploma. A 4.056 metros (Campamente Urdukas) el termómetro ya marca -19º. Solo es el principio del frío que espera más arriba. Y aquí, aún lejos de los 8.611 metros con los que sueñan Sergi Mingote y su grupo, ya comienzan las dificultades. Una muy básica: quedarse sin agua. El río junto al que han acampado está congelado. Por fin, unos porteadores logran romper los 10 cm de capa de hielo que les separa del agua y pueden abastecerse. Ahora toca desplegar tiendas y recuperar fuerzas. Esto solo es el principio de las durísimas condiciones que están por venir. Eso sí, siempre con un mensaje grabado en la cabeza: "¡Soñar grande!".