De transición y sufrimiento
(El Mundo Huelva)
Aunque el Recreativo está muy cerca de la zona de ascenso y el mercado invernal está a la vuelta de la esquina y ahí podría reforzarse con un par de futbolistas que le dieran un salto de calidad y le permitieran ser un equipo más sólido y competitivo, el caso es que sigo pensando como en el verano, es decir, que esta temporada es de transición y que el verdadero sitio del Decano, por plantilla y presupuesto, va a ser el de quedarse en la quinta o sexta plaza clasificatoria. Algo que ni mucho menos estaría mal teniendo en cuenta que han llegado 15 fichajes y que los años después de los descensos son traumáticos para todos los estamentos de cualquier club. La otra vez que se descendió se tardó tres campañas en subir (habrían sido sólo dos si no hubiese estado Quique Hernández en el banquillo), por lo que pienso que ahora hay que tener paciencia y que el objetivo es el de intentar disfrutar e ir formando un conjunto fuerte para el próximo ejercicio.
Lógicamente, eso no quita para que todos seamos críticos y exigentes con los profesionales. En cuanto al consejo de administración, me resulta extraño que no haya habido más dinero para fichar teniendo en cuenta los traspasos que ha realizado. La dirección deportiva creo que ha acertado más que fracasado, aunque a este equipo le falta otro central, un organizador y un delantero. El técnico está alternando luces y sombras, aunque ya parece que ha pasado sus horas más críticas, entre otras cosas porque no creo que se le vuelva a ocurrir hacer alineaciones en las que coincidan Bernardo, Jesús Vázquez, Barrales y Emilio Sánchez como mediapunta. Si el Recreativo coloca un once lógico y con cada pieza en su sitio, es de los mejores conjuntos de Segunda División. Pero creo que sólo tiene un once competitivo y el banquillo deja mucho que desear. Y como siempre hay lesiones y sanciones y no va a poder disponer de los once mejores, el objetivo del ascenso me parece quimérico. Y eso que nadie está arrasando por arriba y que por números puede estar bastante barato conseguirlo esta temporada.
De las cuatro piezas de la mesa, quedaría por analizar la de los jugadores, y ahí hay de todo, como en botica. En 12 jornadas ya se ha podido ver que hombres como Guaita, Troest, Álvaro Antón o Carmona han sido un acierto, mientras que hay que pedirle mucho más a otros como Peña, Mora, Emilio Sánchez o Cámara. Adrián Colunga y Javi Fuego son básicos en este equipo, como se demostró con su ausencia ante el Huesca. La contundencia defensiva y el carácter son factores que deben ir apareciendo, ya que la calidad en ataque creo que sobra pese a que últimamente los goles no están llegando. Ya el Recreativo ha abierto una importante y tranquilizadora brecha con el descenso y ha cogido moral en la Liga gracias a la eliminatoria copera. El equipo sigue estando en fase de crecimiento y mejora y pese a todo está en una buena situación en la tabla. Pero con seis derrotas en tan poco tiempo muy mal lo tienen que hacer sus rivales para que el Decano ascienda esta temporada.
La presión y el nerviosismo son adjetivos que no han dejado de aparecer en el entorno albiazul en estos dos meses y medio de competición, que se han hecho eternos. Después de tres años disfrutando de la Primera División, casi se nos había empezado a olvidar lo eterna y rocosa que es la Segunda. Ha pasado de todo en 12 partidos. Se ha criticado y alabado a los mismos jugadores, se ha puesto en la calle y se ha ratificado al entrenador en más de una ocasión, los directivos y secretarios técnicos han estado más callados de la cuenta, y quizás el comportamiento más ejemplar lo están teniendo los aficionados, que apenas si ha protestado pese a que el Decano apenas si ha hecho un par de partidos decentes. Posiblemente ellos son los que tienen más claro que el sino de esta campaña es el de consolidarse en la categoría para aspirar en la próxima a cotas mayores. Todo lo demás es vender humo, ya que en 12 jornadas ha quedado bastante claro que o en enero llegan dos cracks o no se puede soñar con el ascenso pese a la mediocridad de todos y cada uno de los gallitos de la Plata.