¡No merece la pena ir!
Me da rabia que mi primera colaboración con este periódico digital sea sobre el arbitraje y el Real Madrid, pero es lo que me pide el cuerpo. Tengo unos cuantos familiares que desde hace años decidieron que cuando el Athletic juega contra este equipo no verlo, sea en San Mamés (a pesar de ser socios) o en el Bernabeu. La razón es clara. No les merece la pena sufrir y tener que aguantar lo que pasa un año tras otro, porque siempre es lo mismo. Este año no ha sido distinto. Nos han vuelto a levantar el partido, pero no deportivamente, sino como más rabia da: con el árbitro de por medio y como protagonista principal.
Yo, aunque sé de antemano lo que va a pasar, tengo que verlo y no puedo hacer como los avestruces. Y claro… luego pasa lo que pasa, que estoy cabreada durante una semana o más. Ellos no. El “ojos que no ven corazón que no siente” se cumple aquí a rajatabla. Al no verlo, el robo les parece más lejano, más llevadero.
Mi táctica de los últimos años es pedir a los entrenadores que no lleven el equipo titular. Que sabiendo que te van a partir la cara (cada vez hay más macarras en ese equipo), y encima el árbitro lo va a permitir sin ningún sonrojo, mejor dejar que los titulares descansen y que jueguen… no sé… los juveniles (aunque no les deseo ningún mal a los pobres).
Mateu Lahoz se ha cubierto de gloria esta semana. Empezó masacrando al Mirandés sin ningún pudor y acabó permitiendo que el Madrid acabase con los once jugadores en el campo cuando ni Ronaldo, ni Lass, ni Sergio Ramos debieron acabar el partido. No pitó dos penaltis a favor del Mirandés, tampoco otros dos a favor del Athletic, sí pitó dos a favor del Madrid, que sí que eran, como también lo eran los otros cuatro primeros. Gracias por adulterar la competición. Este año Mateu, el anterior Muñiz, el anterior Undiano, el siguiente… da igual, siempre hay alguno dispuesto a lo mismo.
Por ello, aunque seguiré viendo los partidos, seguro que en los siguientes seguiré pensando que: ¡No merece la pena ir! Si quieren ganar la Liga sin jugarla deportivamente que se la lleven, pero que con mi equipo no cuenten.