Carlos Pouso es el entrenador de moda del fútbol español, por encima de los mediáticos Mourinho y Guardiola, o del ‘loco’ Bielsa, mister del Athletic que está revolucionando el juego rojiblanco. Pero Pouso sabe que su momento es efímero. La machada que ha conseguido con su Mirandés, clasificándolo para las semifinales de la Copa del Rey después de dejar en la cuenta hasta tres Primera división, le ha llevado hasta las portadas de los periódicos, o a abrir programas de radio y de televisión en sus espacios deportivos. Motivador nato y de verbo muy fácil, puede estar horas y horas conversando, en ningún momento ha dado imagen de arrogancia o prepotencia. Ni en los momentos malos –como es más normal- pero tampoco ahora, que está saboreando la gloria futbolística.
El mister vizcaíno, nacido en 1960 en el barrio leiotarra de Lamiaco, mantiene la compostura, como lo ha venido haciendo desde hace ya casi veinte años, cuando colgó las botas y pasó a dirigir equipos. Pouso, como jugador llegó a militar en categorías nacionales como Segunda A, Segunda B y Tercera en el Erandio, Sestao y Arenas, aunque también bajó al barro de la regional disputando encuentros con el Sodupe o el Mungia. Su posición habitual era la de medio centro o interior.
Desde el principio tenía muy claro que lo suyo era entrenar. Y lo hizo desde las categorías más bajas, como de un obrero de la construcción se tratase. Empezó dirigiendo escolares en la Ikastola Ander Deuna, para pasar al Ugeraga infantil, Mungia juvenil y dar el salto a la regional con el Sodupe, ya en la antigua Preferente.
A partir de este momento fue cuando comenzamos a tener noticias de él en Cantera Deportiva, ya que nacimos en 1995 momento en el que Pouso desembarcó en la regional vizcaína. Cuatro años –de 1996 a 2000- dirigiendo al Moraza, a quien asciende de Primera a Preferente. De ahí salta al Arenas -dos temporadas-, y una en la Cultural de Durango, trampolín que le catapulta hasta el banquillo de Las Llanas. Cinco son las campañas que dirige al River Sestao, en Segunda B y Tercera, viviendo dos gloriosos ascensos y un triste descenso.
En su primera temporada casi asciende a Segunda A –le faltaron cinco minutos ante el Guadalajara de Terrazas para lograrlo- y en la presente todo es ya más conocido. Rodeado de una guardia pretoriana que supera la decena de jugadores vascos –tres de ellos vizcaínos-, es el claro líder del Grupo II y se ha metido de lleno a disputarle al Athletic las semifinales de la Copa del Rey. “Vamos a hacer una eliminatoría más que digna, pero de tú a Usted, por la categoría del rival”, apuesta Pouso.