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Crónica bilbaína desde el lejano norte

32 años siguiendo la información del Athletic.

Jaime Martín Barrenetxea 


El emparejamiento del Athletic y el HJK (llamado popularmente “Klubi”) ha sido una muy agradable noticia para mí, pero una crónica de una eliminación anunciada para el equipo finlandés que consideraba al Athletic el peor rival posible. La espléndida temporada del equipo de Bielsa, con un fútbol vibrante y valiente, fue seguida con admiración en toda Europa. De esto puedo dar fe ya que en mi trabajo comparto charlas futboleras con gente de todos los países de la UE. Aquí en Finlandia los partidos del Athletic en  la Europe league fueron muy elogiados en los medios, incluyendo resúmenes en los espacios deportivos de los telediarios principales. Todo esto, como bilbaíno y gran aficionado al fútbol, me ha llenado de orgullo.
Los finlandeses son un pueblo absolutamente apasionado por el deporte y las actividades al aire libre. Como en todos los aspectos de la vida en este lejano norte el clima también determina los deportes que se practican. En verano los bosques y la red de senderos y 'bidegorris' que se extiende por todo el país están llenos de personas de toda edad corriendo, en bicicleta, con patines, caminando con palos alpinos. Igualmente con el buen tiempo cientos de veleros, canoas y kayaks surcan los lagos y ríos de Suomi, así como los intricados archipiélagos del Mar Báltico. Por su parte, el esquí de fondo y el patinaje sobre hielo son tremendamente populares en invierno.
Sin embargo, este gran amor por el deporte no se traduce en éxito en el deporte de élite. Con la excepción del hockey sobre hielo y los saltos de esquí, los pilotos, la vela y el lanzamiento de jabalina, Finlandia no tiene deportistas de talla mundial. A pesar de unas instalaciones y medios fabulosos, los finlandeses de hoy en día no tienen quizás el carácter necesario, o la motivación, para triunfar en los deportes super-profesionalizados. Los más viejos echan de menos los tiempos en que Finlandia era una potencia en atletismo, en carreras de fondo en particular con el mítico Paavo Nurmi, y Lasse Viren, quien después de caer gano el oro olímpico en Múnich, y acusan a los jóvenes, fanáticos de las nuevas tecnologías, de no tener  la disciplina de trabajo y ética de entrenamiento necesaria para ser un deportista campeón.
En el caso de fútbol, el gran entusiasmo por este deporte contrasta con el escaso peso de los equipos finlandeses, y su selección, a nivel internacional. Han tenido algunos jugadores de élite como Litmanen, Hyppia y pocos más, pero no son competitivos. Alguna vez voy a ver partidos de la primera división finlandesa, ante unos cientos de espectadores, y tienen el encanto del futbol regional vizcaíno. He jugado bastante al fútbol aquí, y he visto buenos jugadores, pero como los que puede haber a decenas en cualquier playa o campa de Euskal Herria. Se nota sobre todo que les falta conocimiento de los detalles del juego, malicia. No son “cancheros”, como dicen en Argentina. Le cuesta mantener la concentración durante 90 minutos, y siempre cometen errores de principiante. Tal vez tiene que ver con que el fútbol no es más que otro deporte estacional que se juega solamente unos pocos meses en verano, pero no el deporte rey como en otros países.
El jueves iré con mi familia a ver al Athletic al Estadio Sonera. Existe gran expectación. De todas formas la tremenda paliza, “a la bilbaína” como señalaba el periódico Helsingin Sanomat, ha quitado un poco de interés al choque. Esperemos en cualquier caso un buen partido donde el Athletic de Bielsa vuelva a jugar con la velocidad, ritmo y técnica que le hacen imparable. Ojalá, sin embargo, que el HJK venda cara su derrota. Los finlandeses aman el fútbol, y se merecen caer con honor ante uno de los equipos más genuinamente grandes de la historia de este deporte, nuestro Athletic. 
 
 

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