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'Traidor en el infierno'

32 años siguiendo la información del Athletic.

 

A la hora de preparar esta colaboración en ElDesmarque, los últimos hechos en el día a día del club, con demasiada frecuencia me hacían recordar el magnífico film de Billy Wilder que la da título. 
“Traidor en el infierno” (“Stalag 17”) retrata el día a día de un grupo de prisioneros de un campo de concentración nazi, cómo conviven, cómo luchan por salir de allí, cómo pelean en definitiva por un objetivo común, sobrevivir en ese infierno y escapar del mismo.  En un distinto escenario, no es un campo de concentración como el célebre Stalag 17 de la película sino Lezama, en los últimos tiempos la atmósfera que rodea al Athletic, entre todos, la hemos convertido en un auténtico infierno, y a falta de pelea solidaria, el sálvese quien pueda y la lucha por lo mío y no lo nuestro, ha sido constante. 
 
Aquél, como éste, son, o al menos debieran ser, un grupo cohesionado en aras de buscar un objetivo común, unos la fuga, otros el éxito deportivo, un éxito deportivo que no ha mucho lograron bajo las premisas de grupo y de lucha solidaria como tal. 
 
En Stalag 17 podemos ver la figura del buscavidas, aquél que sabe desenvolverse en las circunstancias más adversas y demostrar una capacidad de adaptación fuera de lo normal a las mismas, sabiendo incluso hacer negocio de ello; el despreocupado, el chistoso, el gracioso, aquél que tiene las neuronas justas; observamos también la figura del líder, quien debe tratar de mantener la cohesión del grupo, a quien el colectivo respeta, bien por galones o porque realmente lo merece, y finalmente, y es en parte la razón de ser de haber vuelto a visionar dicha película, la figura del delator, el chivato, el soplón, aquél que por buscar su propio bien, traiciona a sus compañeros, a su grupo. Para el grupo, la ignorancia de quién es el delator resulta más dañina incluso, pues fomenta incluso el enfrentamiento entre ellos al intentar desenmascarar al equivocado. 
 
En Stalag 17 dicho personaje es un infiltrado de los nazis en los barracones, alguien destinado a facilitar la información desde dentro de cuanto acontece, de cuantos intentos de fuga traten de prepararse; en definitiva, quien provoca que cada intento sea conocido prácticamente en tiempo real por los captores, quienes no tienen sino esperar al otro lado del túnel para tirar de plomo. Desde Mayo hemos podido contemplar cómo las filtraciones llegan prácticamente en tiempo real; alguien desde dentro viola constantemente ese espacio sagrado para un grupo que es un vestuario, busca el bien personal muy por encima del grupal, conjuga la primera persona del singular en lugar de la del plural, prefiere aliarse con quien le puede servir en beneficio propio en lugar de con sus compañeros de trinchera, aquellos con los que se las habrá de jugar frente al fuego enemigo. 
 
No puedo comprender ni mucho menos defender a quien traiciona a los suyos, a quien le falta tiempo para marcar un número de teléfono amigo o simplemente mandar un mensaje diciendo en directo que hay una trifulca entre un jugador y un miembro del cuerpo técnico, a quien graba una conversación en el templo inviolable del cual nada debiera salir; a quien informa de que ha habido una bronca entre un jugador y el entrenador en un intercambio de pareceres sobre circunstancias del juego. 
 
Inaceptable y más en un club como el nuestro, donde debieran existir más afinidades entre todos que en otros, donde el trasiego de jugadores de distintas nacionalidades es constante, y la vinculación con un club que no les ha formado se antoja bastante más difícil. Aquí, en ocasiones, estamos ante grupos asentados y que llevan formados desde lejos. 
 
Nuestro club se hace fuerte en base a cohesión y unión de todos y cada uno de sus estamentos; se agrieta y debilita si cada uno va a la suya. La tan manida expresión de “remar todos en la misma dirección” se me antoja un conjunto de palabras huecas; existe quien monta en la trainera y no sólo no rema, respetable si se limitase a dejarse llevar, sino que se da la vuelta y, con todas sus fuerzas, hace lo posible porque la trainera no avance, que vaya en dirección contraria. 
 
El Athletic es fuerte como conjunto; la existencia de “traidores en el infierno” lo convierte en un volcán, fuente inagotable de escándalos: es así como hemos vivido desde Mayo. Cuesta creer que quien piense exclusivamente en lo suyo pueda aportar lo suficiente a la par que divide, crea discordia, resta en la caseta, lastra al grupo, etc... 
 
Amplío mi crítica hacia quienes día sí y día también dan pábulo a falsos rumores, informaciones no contrastadas, quienes utilizan todo aquello que venga bien para torpedear a “su enemigo”, aunque implique dar una patada en el culo de nuestro Athletic. Repitiendo mil veces una mentira, tratar de convertirla en realidad: siempre hay quien está dispuesto a creerla. Paradójicamente, una vez confirmado que es mentira, que no ha existido, ni una disculpa ni una rectificación. 
 
Guerracivilismo constante, la eterna lucha “los míos - los otros”. La anterior temporada el ataque era difícil, la realidad deportiva era muy terca: hoy, en lugar de apoyar, tratar de pescar en aguas revueltas. Allá cada uno con su conciencia, pero cuanta más unión, cuanta más calma, mejor.  
 
Estamos viendo la incidencia en los últimos partidos de  que ciertas cuestiones pasen a un segundo plano, que desaparezcan debates y focos de atención dañinos en el césped o alrededor del mismo, que el equipo se pueda centrar en lo verdaderamente importante, que el lastre de una paupérrima primera vuelta sea subsanable con una segunda formidable, que el equipo pueda escalar puestos y tratar de llegar a tiempo de volver a competir en Europa la próxima temporada; la institución, el club, nosotros más que quienes la gestionan o quienes aspiren a hacerlo, lo necesitamos.  
 
Para este club estar entre los que se asientan en la élite es primordial: qué mejor manera de hacer un traslado que con ilusión, con gradas llenas, con aficionados ansiando subir al tren, con la ilusión de momentos como los de la temporada pasada, sin zozobra ni tormentas como en estos últimos tiempos. 
 
Hacia ahí debemos encaminar el objetivo: quien no esté implicado, quien piense en el 1 de Julio, quien más que sumar reste, quien esté a lo suyo en lugar de a lo nuestro, SOBRA. ¡Que al menos no moleste! 
 
Aupa Athletic! 
César García, Socio del Athletic y miembro de Athletic Eup! 

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