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La normalidad de Valverde

32 años siguiendo la información del Athletic.


Ahora que estamos metidos en la frenética recta final de la temporada, en esos momentos en los que la sensibilidad y el temple de todos debe pasar la prueba del algodón, me apetece detenerme en la figura de Ernesto Valverde. El motivo no es analizar sus planteamientos, sus decisiones tácticas o sus alineaciones. No. En eso estamos todos los días del año. Me gustaría poner la lupa en ese otro futbol que se juega en el terreno de las sensaciones, de las relaciones con la prensa y del manejo de un entorno siempre desgastante. 
 
Después de muchos años siguiendo la actualidad  y el día a día del Athletic, creo no exagerar si digo que Ernesto es de los mejores en esa faceta. Reconozco de antemano que los buenos resultados y la paz social que vive este año el club facilitan sobremanera la distensión y el "buen rollito", pero lo de Valverde es otra cosa. Es cuestión de talante. En este estresadísimo mundo del fútbol profesional, hay entrenadores que profesan el "yo contra el mundo", los hay que ven fantasmas y ataques personales a poco que las cosas se empiezan a torcer un poco y, por supuesto, están los quisquillosos, los que ponen pegas y observaciones ante cualquier pregunta que se sale del guión. Por eso, quiero a través de estas líneas hacer mi particular homenaje a la normalidad de Valverde
 
Tal vez lo lógico y natural sería ensalzar sólo lo excelso, lo que por su naturaleza magnífica y poco frecuente se sale de lo habitual. Pero en estos tiempos que vivimos, la normalidad tiene premio. Me gusta ver al "txingurri" en las salas de prensa aceptar con naturalidad todo tipo de preguntas, me gusta sentir que no ve ataques personales en cuestiones que no comparte, le he llegado a ver echar una mano a colegas que se han liado con alguna pregunta (a quién no le ha pasado!!). Por si fuera poco, sus intervenciones ante la prensa siempre dejan contenidos interesantes, pero no es mi intención valorar eso porque este escrito va por otro lado. 
 
Seguramente los resultados, los éxitos y los fracasos de los equipos son directamente proporcionales a la magnitud de sus plantillas y presupuestos, eso está claro, pero no tengo ninguna duda de que tipos como Valverde, con su normalidad bien entendida, nos hacen mas fácil y agradable el camino.
Por Ramón Hernández Arostegui, periodista de RNE 

 

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