Pagan las cláusulas... ¿Y para qué?

La inminente marcha de Ander Herrera al Manchester vuelve a poner en primera línea de la actualidad rojiblanca el debate de siempre: si los jugadores, además de profesionales, tienen arraigado el sentimiento Athletic. Es un poco cansino pero inevitable que se hable de ello. Tendremos un serio problema si no entendemos que los jugadores de futbol deben y tienen que mejorar profesionalmente y que San Mamés no es el ombligo del mundo. Y las pruebas son claras. Los que se van lo hacen para ganar títulos y, además, los ganan. Creo que no hace falta recordar que Javi Martinez es ya Campeón de Europa con el Bayern y doble campeón de Liga en Alemania; Fernando Llorente, Campeón del Scudetto en su primer año en Italia y Ander no tardará mucho en ganar un título en Inglaterra.  Insisto en que no se debe caer en el sentimiento sectario de ver la marcha estos jugadores como una traición. Se les agradece los servicios prestados y se les desea la mejor de las suertes. Esto es lo normal en una afición de categoría. Y, por ejemplo, con Llorente no lo fue, empezando por su fanático presidente. Creo que el debate ahora mismo debe ser otro. Entendiendo que los que se van, lo hacen para mejorar profesionalmente, ¿qué les ofrece el Athletic para quedarse? Y hablo desde el punto de vista profesional, porque está claro que el sentimental queda únicamente para los sufridos aficionados. Los números no engañan: la Junta directiva de Josu Urrutia va a recaudar casi 80 millones de euros en concepto de cláusulas de rescisión. Muy bien, pero… ¿para qué? ¡¡¡Para fichar a Beñat, Mikel Rico y Borja Viguera!!!! No debe el Athletic pretender ser el club más saneado del mundo, sino crear un equipo competitivo que ofrezca garantías de acercarse a ganar algo. Quedar cuartos en Liga y jugar la previa de la Champions está muy bien, pero los títulos no aparecen por Ibaigane desde hace más de 30 años y eso es mucho. Ya sé que la filosofía es la filosofía (por cierto, otro debate muyyy interesante) pero hay que empezar a pensar que, por este camino, no hay nada que hacer. De los subcampeones de Copa y Europa League no se acuerda nadie.  El Athletic tiene en su mano dar un paso al frente e invertir el dineral de las clausulas en un proyecto deportivo fuerte y serio. Porque hay entrenador, porque la Champions exige (si se supera la previa) y la teta de Lezama da la leche que da: Laporte, Munian, Iturraspe y poco más en los últimos años.  Y, a pesar las ataduras filosóficas autoimpuestas, hay mercado para acudir: Monreal, Azpilicueta, Raúl García, Iñigo Martinez, Illarramendi, Rubén Pardo... y así hasta aburrirnos. Jugadores de primera línea que darían, sin duda, un salto de calidad importante y posibilidades altísimas de éxito a un conjunto que, ya de por sí, las tiene. La palabra cantera llena muchas bocas pero ciega muchos ojos. Mientras Lezama no dé, habrá que fichar fuera. Pero fichar bien porque dinero hay. Nada de baratijas, jugadores que ilusionen y ayuden al triunfo total. El Atletico nos ha enseñado este año que hay nuevas alternativas al rodillo merengue-culé. ¿Por qué no el Athletic? Los tiempos, y menos en futbol, no están para sentimentalismos absurdos y baratos. No hay mayor sentimiento hacia un club que verle ganar títulos. Lo demás son corsés más propios de otras épocas caducas y desfasadas.
Por Mario López, periodista