Es Noticia

Adiós, Herrera, adiós…….

32 años siguiendo la información del Athletic.


La reciente salida de Ander Herrera de nuestro equipo para incorporarse a las filas del inglés Manchester United, ha hecho correr ríos de tinta y un torrente de opiniones entre la numerosa cohorte de aficionados que ostenta el Athletic, además de reabrir heridas, frescas aún y, por desgracia demasiado frecuentes últimamente, en relación con el éxodo de nuestros jugadores más significativos hacia otros horizontes. “Bendito problema”, pensarán algunos; ser objeto de deseo de los clubes más poderosos del planeta es el signo inequívoco de que este equipo atesora calidad y, de paso, tiene la capacidad de generar puntualmente ingresos extraordinarios de cuantía notable. Pero como esta práctica suscita en la parroquia rojiblanca una desazón de grandes proporciones, magnificada por la actual repercusión que proporcionan las redes sociales, no me resisto a emitir mi particular visión de este asunto, enfocándolo desde dos puntos de vista diferentes. Ahh…y vaya por delante que cualquier opinión vertida en estas páginas es totalmente subjetiva, susceptible de discusión pero, eso sí, sale de un corazón que siente y ama a nuestro Athletic desde siempre, sin ambages ni reservas. Para clarificar los argumentos, enfoquemos este sencillo análisis desde dos prismas diferentes.
SENTIMIENTO Es el eterno debate que adorna cualquier polémica relacionada con el Athletic, agravado por el hecho añadido de la específica y única idiosincrasia del Club, que circula –por suerte, para muchos como es mi caso- en dirección contraria a la de todos los demás. En un mundo –el futbolístico- donde aspectos materiales como la capacidad económica han adquirido una virulenta carta de naturaleza, el hecho de fidelizar su “materia prima” y alejarla de los cantos de sirena foráneos, solamente puede encararse desde la óptica del sentimiento. El amor y lealtad a unos colores, el orgullo de pertenecer a este Club y lo que significa, el encanto de la diferencia…son razones que argüimos casi todos a la hora de no justificar e incluso denostar abiertamente la marcha de cualquier jugador. Es natural; estos sentimientos los hemos mamado desde la infancia, se han agrandado y robustecido a medida que nos vamos haciendo mayores, y se convierten a la larga en el asidero al que agarrarnos como defensa de la desmesurada mercantilización del mundo del fútbol. Para justificar nuestras creencias, apelamos en ocasiones al calificativo de mercenarios para muchos jugadores, sobre todo en comparación con la fidelidad que, a lo largo de la historia –y algunos actuales-, han demostrado futbolistas de extraordinaria valía. En contraposición a esto, los actores principales y sus entornos argumentan que la búsqueda de nuevos puertos donde recalar, responde al deseo de conocer “otras culturas”, un fútbol “distinto” al de aquí y, por qué no, un retorno económico a sus habilidades futbolísticas notablemente superior al que puedan obtener dentro de nuestro seno. A la larga, para mi gusto, todas las justificaciones anteriores se resumen en una sola: la última. La posibilidad de ganar bastante más dinero en el corto plazo, entiendo que motiva sobremanera a ciertos jugadores –no todos, y ahí están los casos de Amorebieta o Llorente, cuya marcha no ha mejorado sus finanzas particulares- y de nada sirve que los athleticzales abramos nuestro corazón e invoquemos el orgullo de la camiseta, los salarios nada despreciables que ya están ganando aquí, el hecho de la seguridad y puntualidad en el cobro, los recientes éxitos deportivos que garantizan al potencial emigrante el poder participar en la élite competitiva europea…Casi nunca es suficiente: el amor que sentimos hacia el Athletic los aficionados, solo es comparable al que un padre profesa a sus hijos: pleno, incondicional y sin reservas de ningún tipo, y por mucho que nos empeñemos, esta forma de amar y sentir no es fácilmente exportable. Siempre comento que, al cabo, la gran diferencia entre los profesionales y nosotros es que ellos “cobran”, lo que convierte su sentimiento –no albergo dudas de que unos cuantos lo tienen- en un trabajo; y nosotros “pagamos” por ser del Club de nuestros amores y desvelos. NEGOCIO Una vez que cualquier apelación al sentimiento falla, y la voluntad de permanencia por parte del futbolista flaquea o, llanamente, nunca ha existido, la única manera de establecer cortafuegos a una salida desordenada es la de encarecer sustancialmente las cláusulas de rescisión, esos P.V.P. que colocamos a los jugadores junto al escaparate con la idea de conseguir sustanciosos ingresos y/o con el fin de disuadir a los posibles interesados. Pero como, lógicamente, cualquier cláusula elevada lleva aparejada una ficha desproporcionada, tanto para el “músculo” financiero del Club como para los potenciales agravios comparativos que se generen dentro de la plantilla, no nos queda otra que dejar pasar el tiempo y rezar porque el jugador sea interesante para nosotros, aporte calidad y, a poder ser, no despierte el interés de los rivales más ricos. Más por desgracia, en ocasiones –como es el caso- se consuma la transacción, el jugador hace la maleta y el tesorero del Club sonríe de oreja a oreja ante la inesperada entrada masiva de dinero fresco en caja. Con esto llegamos al siguiente escalón: ¿qué hacemos con tanto dinero? Una vez más, el caso del Athletic es palmariamente atípico en el fútbol actual, pues apenas participa de los problemas e inquietudes del resto. Ese excedente se puede utilizar para “tapar agujeros” pendientes de proveedores diversos, fichas impagadas de jugadores, deudas con la Hacienda Pública, adelgazar o rediseñar un excesivo apalancamiento en nuestro pasivo…no es el caso; en este sentido, también somos un rara avis en el universo futbolero. Otro posible destino a la aplicación de fondos consistiría en buscar en el mercado un fichaje que palíe, en todo o parte, la salida de nuestro activo estratégico –no nos engañemos; los que se van suelen ser “estratégicos”, aunque unos más y otros menos…-, y nuevamente topamos con el problema inherente a nuestra filosofía, pues somos un mercado abierto hacia fuera pero desmesuradamente estrecho a la hora de adquirir. Como Club de cantera, siempre cabe la opción de inyectar fondos para robustecerla y garantizar su futuro, lo que no soluciona nuestro quebranto a corto plazo, ya que debemos, con carácter inmediato, rehacer nuestra “potencia de fuego” de cara a afrontar los retos que nos esperan a la vuelta de la esquina. Queda en la recámara una última opción: la reversión de todo o parte de los fondos generados a los bolsillos de la masa social. Obviamente, también esta posibilidad es implanteable; como Sociedad Anónima Deportiva y entidad sin ánimo de lucro que somos, ni cotizamos en Bolsa ni existe la obligación por parte de la Junta –tampoco la demanda de los socios- de presentar la máxima optimización económica de los recursos, ni siquiera la alternativa de destinar un porcentaje de los beneficios a dividendo. Todo lo más, un “detalle” en forma de congelación de las cuotas anuales. Queda demostrado que este debate está latente, y se enciende cuando el mercado produce situaciones como la que vivimos estos días tras la venta de Ander Herrera al ManU. No pasa nada; nuestro equipo no es muy diferente a una empresa, por ejemplo, en la que algunos integrantes lo son, movidos por la tradición y el cariño exclusivamente; otros, con una mezcla de afecto e interés profesional; y no faltan quienes lo utilizan como trampolín para sus propias ambiciones. Personalmente mi afiliación es sentimental, nacida hace ya muchos años –unos cincuenta….ayy!!!- y con devoción a lo que nuestro Athletic ha sido y es, además de lo que representa. Eso no es óbice para que conviva con otros pareceres, como lo ha hecho a lo largo de sus 116 años de historia, y que jamás dichas discrepancias hayan logrado mermar un ápice su grandeza.  ORAIN ETA BETI….AUPA ATHLETIC!!!!!!
Por Carmelo Rodrigo, socio del Athletic y contertulio de Onda Cero

Escribir comentario 0 comentarios
Deja una respuesta
Su comentario se ha enviado correctamente.
Su comentario no se ha podido enviar. Por favor, revise los campos.

Cancelar