Es Noticia

No dejemos morir la ilusión

Asís Martín

Ayer, tras recibir la llamada para invitarme a escribir éstas líneas, estuve pensando que enfoque darle al artículo, como poder plasmar  todos los acontecimientos que envuelven la actualidad del Bilbao Basket. Nuestro Bilbao Basket.

Y cuando ya creía tener una idea preconcebida, monté en el metro y todo se vino abajo. Me explico, mientras viajaba en el suburbano, que iba lleno de gente volviendo de la playa, tenía un grupo de 4 niños hablando entre ellos,  con un adulto a su lado, presumiblemente la madre de alguno de ellos. Los niños, que tendrían unos 6-7 años venían alegremente hablando de baloncesto, sí señores si, de baloncesto (ese deporte que parece que no tiene arraigo en Bizkaia). De repente la conversación, que hasta ese momento estaba siendo motivo de sonrisas y alguna que otra carcajada, tomo un cariz triste, melancólico, cuando uno de esos pequeños dijo “¿Sabéis que el Bilbao Basket ha desaparecido?”. Otro de ellos, triste y cariacontecido le preguntó a la madre “Ama, ¿por qué ha desaparecido el Bilbao Basket?” respuesta “No lo sé hijo”. La situación me sobrepasaba, para mí ya es difícil ver desaparecer un club con el que he crecido de la mano, pero ver que unos niños para los que el Bilbao Basket, claramente, resultaba algo importante, con esas caritas y esos ojos cuestionándose el porqué de la desaparición de su equipo, me tocó profundamente la fibra. Yo tengo 23 años, y cuando el Bilbao Basket echó a andar yo hacía mis primeros pinitos en el mundo de la canasta, el imán fue inmediato. Aquellos jugadores tan grandotes que veía en el pabellón de La Casilla se convirtieron automáticamente en mis héroes, en aquello en lo que yo algún día quería convertirme.  Recuerdo perfectamente aquellos primeros partidos en una cancha vacía, a la que íbamos tres y el del tambor. Con el gran Joxean Figueroa sentado detrás de mío, aunque yo por aquel entonces no sabía exactamente quién era. Mi culo estaba más tiempo levantado del asiento y gritando, vibrando y animando que sentado sobre aquellos asientos rojos. Y me pongo en la piel de aquel niño que fui, recuerdo lo que sentía con mis 9 años, e intento pensar en lo que hubiera sido para mí que aquello, una sombra de lo que es el actual Bilbao Basket, desapareciese de un plumazo…  Ahora la noticia es dura, incluso conmociona, pero ¿cómo vamos a explicarles a los miles, sí, sí MILES, de niños que se han enamorado de éste deporte que ya no va a existir más? Solo pensarlo duele. Yo no sé si el Bilbao Basket sobrevivirá, o si viviremos la muerte del baloncesto de élite en nuestra provincia, pero una cosa si tengo clara, si alguien puede hacer algo por salvarlo que se ponga las pilas y tome medidas ya. La situación es difícil, muy difícil, y son muchas las personas a las que podemos señalar tratando de buscar culpables, pero eso ahora no tiene sentido. Ahora hay que remar todos juntos y luchar por sacar adelante un proyecto en el que se ponen en juego muchas cosas más allá del dinero.  No sé si estará en mi mano poder hacer algo por el club, yo soy socio y accionista, y probablemente, como sé que muchos estamos dispuestos a hacer, si el club nos pide arrimar el hombro ahí estaremos, contad con nosotros. Contad con todos los Hombres de Negro. Porque este Bilbao Basket es de todos. Gestores del club, políticos y empresarios con capacidad económica para patrocinar al equipo: ¡Fíjense en los niños que sufren por el desvanecimiento de su equipo! ¡No dejen morir al Bilbao Basket, no dejen morir la ilusión!
Por Iñigo Doñabeitia, entrenador de baloncesto, accionista del Bilbao Basket y redactor de Zona Dos Tres y Planeta Deporte.  

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