A la deriva
Sin rumbo, a la deriva, así navega actualmente el Athletic Club. Se trata más de sensaciones que de matemáticas que también. Ya que la realidad nos dice que el equipo está vivo en tres competiciones aunque hay que pasar por el médico con asiduidad porque los achaques se están convirtiendo en enfermedades serias.
Parecía que una vez superado el shock de la Champions los rojiblancos se habían centrado y cambiando y ajustando su fútbol habían logrado enderezar el rumbo de un barco que iba abocado al naufragio. Sin embargo, tras encadenar una serie de seis encuentros ligueros sin derrota sumados a las victorias en Champions ante Shakhtar y Bate, el desplome absoluto ha vuelto a llegar al equipo rojiblanco. Dos colistas como Córdoba y Elche han sonrojado al Athletic en su ya poco o nada inexpugnable San Mamés. A esto hay que añadir la eliminatoria copera ante el Alcoyano superada con más pena que gloria y qué decir del enfrentamiento de octavos de final ante el Celta. Los problemas son varios y de diferente índole y el mayor se encuentra en la difícil solución. Valverde asiste insólito al desmoronamiento de su tripulación sin encontrar cerramientos a las vías de agua. La baja forma de jugadores importantes es tan evidente que parece contagiar al resto. Los que no juegan y ni siquiera van convocados ¿qué pueden pensar viendo el rendimiento de quienes le usurpan su puesto? San Mamés ha señalado ya con su dedo acusador a varias de las ‘figuras’ rojiblancas por su pésimo rendimiento. Y digo rendimiento porque me niego a hablar de actitud en un profesional de este club, donde al igual que en la mili, el valor se le supone. No sé quien sería el primero en hablar de dinámicas en el mundo del fútbol, pero tenía más razón que un santo. El Athletic está ahora en el momento oportuno para clavarse la aguja del pajar. Lo que la temporada pasada eran retos motivadores se han transformado en escollos insalvables. Y en toda esta crisis todos tienen su cuota alícuota de responsabilidad. Desde los jugadores, siempre mimados en demasía en este club donde viven cómodamente hasta la directiva y pasando por el entrenador, máximo responsable a la hora de cambiar las tendencias y ‘pinchar’ a los suyos. No eximo de culpa a esa directiva que en un nuevo ejercicio de bondad, claridad y sentimiento Athletic ha colocado la fecha electoral en plena temporada. Jugándose lo que se puede estar jugando el equipo. Esa directiva que ha visto cómo se llenaban las arcas del club sin saber invertir parte de lo ingresado. Y no hablo de fichajes millonarios sino del trabajo del día a día y renovaciones cuanto menos cuestionables. Por Gorka Acitores Periodista deportivo de Onda Cero Bilbao.