La Pasión Copera del Athletic
En la película argentina “El secreto de sus ojos” (Juan José Campanella, 2010), dos improvisados detectives de una fiscalía buscan a un sospechoso de asesinato, con las únicas pistas de unas cartas a su madre –revisadas una y otra vez, casi sin resultado.
Pero hay una memoria que también se hace de fútbol. Y en una de esas misivas, aparecen nombres de jugadores del llamado “Equipo de José”; de Juan José Pizzutti, el entrenador del Racing Club de Avellaneda campeón intercontinental en 1967. O aun del equipo tricampeón de los años 50 dirigido por Guillermo Stábile. Con ellos como metáfora, el sospechoso refiere a su madre cómo esquiva dificultades como regates de Néstor Rambert o Mario Boyé; cómo ataja problemas como paradones del portero Agustín Cejas; cómo huye de las sospechas como el puntero Humberto Maschio / el goleador Llamil Simes / Orestes Omar Corbatta, que corre veloz e inalcanzable por la línea hasta coger la diagonal hacia la portería… Uno de los improvisados detectives concluye que en su vida, un hombre puede cambiar de muchas cosas: de novia, de trabajo, de casa, de ciudad, de país. Pero que hay una sola cosa que no puede cambiar: no puede cambiar de pasión; la pasión que habría de delatarlo ante sus ojos. Anoche, el equipo del Athletic Club de Bilbao mostró que puede tener (como la tiene) una mala temporada, desempeños de altibajos en lo colectivo e individual, susto mayor que el sueño en la Europa League (por eso la eliminación ante el Torino)… Un estado de ánimo que no puede consigo, que no se reconoce hoy por hoy, aunque sean los mismos jugadores y el cuerpo técnico, en el Athletic de la temporada 2013-2014 que finalizó la Liga en puestos de Champions League. Pero es eso, que hay algo que en el Athletic no se puede modificar: su pasión copera. Anoche, en un desempeño colectivo eficaz y eficiente, con actuaciones individuales brillantes en cada una de sus líneas (Herrerín, Iraola, San José, Muniain, Williams y Aduriz), el equipo bilbaíno venció por 0-2 al Espanyol y se metió en la final de la Copa del Rey. Que será su número 38 y que jugará a finales de mayo, en estadio por definir, ante el FC Barcelona (que ayer ganó por 1-3 al Villarreal). Será la tercera final para el Athletic en las últimas 7 temporadas de Liga. Porque es eso: el Athletic podrá jugar extraordinariamente (como en la etapa de Marcelo Bielsa), mediana o mediocremente (como en la etapa de Joaquín Caparrós) e incomprensiblemente (como en la presente temporada con Ernesto Valverde). Podrá ganar, perder o empatar, sin misterios. Podrá disputar en simultáneo competiciones como la Liga, la Copa y la Champions o la Europa League y sobrevivir o caer. Pero lo que nunca podrá cambiar, es su pasión copera.
Por Alejandra Herranz. Blogger y periodista
@aleherranz