Monos con metralleta

Nota del autor:

1. Quien saque la conclusión de que el artículo es racista, o no se lo ha leído, o tiene mermada la capacidad de entendimiento o actua con muy mala intención.
2. Resumiendo el contenido del artículo, lo que se dice es que quien interpreta o alardea de disparar a una grada rival está incurriendo, explique lo lo que explique y sea negro, blanco o amarillo, en una actuación muy próxima a la exaltación de la violencia, actitud tan peligrosa como la que expresa el refrán "ser más peligroso que un mono con metralleta"
3. Que el árbitro que no lo impide o sanciona, incumple el reglamento.
4. Y el que en base a ésto acuse a otro de racista, está injuriando o calumniando

     Y con esto zanjo mi intervención en este debate.
Gonzalo Arroita Berenguer.
Expresión utilizada para mostrar el peligro y daño que pueden generar determinados individuos; “es más peligroso que un mono con metralleta”. La expresión me vino a la mente el pasado domingo, en San Mamés, poco antes de las 18.30 horas.
Trataré de explicarme.
Hace tiempo que al fútbol ha llegado la corrección política extrema que se impone por doquier. No mucho tiempo atrás aún se podía escuchar en los estadios auténticas barbaridades que admitíamos con naturalidad. Lo mismo se mentaban los muertos de cada equipo, se recordaba a las madres de los árbitros como profesionales del amor (aunque fueran unas santas), que se anunciaba a un contrario que acabaría en el paredón. Y a otra cosa.
Afortunadamente aquello se fue superando.
Pero como pasa con todo en este país, el péndulo nos llevó al punto contrario, y hoy a los aficionados al fútbol no se nos permiten otras interjecciones que “albricias”, “rezapateta” o “caracoles”. En caso contrario la inquisición burocrática nos veta la entrada al campo, que cierra una temporada, expedienta al club y lleva el caso a los tribunales de justicia.
  Los extremos nunca fueron buenos, y menos cuando se aplican con criterios desiguales y en muchas ocasiones hipócritas.
Recuerdo cuando Eto’o paró un partido de fútbol porque le habían llamado negro desde la grada y hubo sanciones durísimas. Pero nada pasó cuando ese mismo futbolista lanzó un escupitajo a un humilde compañero de profesión, acción que integra lo más bajo y humillante de un profesional.
Y qué decir del sainete de la pitada al himno, que ha llevado a un histórico ridículo judicial a federativos y politicastros.
Los inquisidores buscan con saña por los campos cualquier atisbo, cualquier pequeño caso de descerebrados que canten una coplilla hiriente y beoda, para aplicar el peso de la justicia sobre el 99,9 % de aficionados inocentes.
Y qué decir de los comités arbitrales. Denuncian cualquier comentario contra sus miembros, por respetuoso que este sea (les costará encontrar equipo más respetuoso con los árbitros que el Athletic Club), y cierran los ojos ante actuaciones como la del domingo, en San Mamés, poco antes de las 18.30 horas.
La de un individuo, futbolista profesional, que dispara con una metralleta, figurada y alegremente, a la grada rival.
Con lo que hemos vivido aquí y con lo que se vive hoy en todo el mundo. Una bonita alegoría. Os mato a todos.
Y el árbitro al lado, viéndolo todo, y haciendo una clarísima dejación de funciones; ametralle usted si quiere a los del otro lado.
Y los federativos buscando entre el público uno que se cagara en los muertos del de la metralleta, para cerrar el campo.
Peligrosos todos ellos.
Como monos con metralleta.
Por Gonzalo Arroita. Urbanista y socio del Athletic Club