El Athletic en clave de exigencia

Estamos llegando al epílogo de una temporada dura, intensa, en la que nuestro equipo se ha desenvuelto con una actitud, a mi entender, de notable alto: conseguida la clasificación para Europa en la próxima campaña, pelea con fundamento por la quinta plaza liguera, y ha dado la cara en las cuatro competiciones disputadas (con título incluido).

Es innegable la ambición de este Club a lo largo de los últimos años… tan diferente a la que estábamos acostumbrados los aficionados veteranos. En poco más de un lustro hemos asistido a cinco Finales, lucha por los puestos ligueros que dan derecho a Europa, etc... Nada que ver con otros tiempos.  En los años 60, 70, nuestra peculiar idiosincrasia nos fue convirtiendo en una isla, rodeados de un futbol mercantilista e internacionalizado, marcando diferencias cada vez mayores, y los objetivos de cualquier athleticzale se resumían en, primero, mantener la categoría; después, intentar quedar lo más arriba posible en la tabla; y por último, el sueño: llegar a la Final de Copa.
Curiosamente, ha transcurrido el tiempo, los “ricos” se han hecho mucho más “ricos”, la irrupción en escena del maná de los derechos televisivos ha proporcionado a los modestos una caja potencial para fichajes, impensable de conseguir por otros medios… y en este escenario, en el que teóricamente nuestras debilidades debieran haberse acusado más aún (por comparación), es donde el Athletic Club está ofreciendo su mejor rendimiento continuo de la era moderna.  Y los aficionados, lógicamente, nos entusiasmamos y, aunque reconozcamos que “somos diferentes”, que bastante hacemos con lo que hacemos… queremos más. Es humano. Si tus jefes en el trabajo te ponen un objetivo de crecimiento del 10%, dándose por satisfechos con ello, y tú te presentas orgulloso con un alza del 15%, estate seguro que para el próximo ejercicio te exigirán un 20%. Y así sucesivamente.  Creo que no debemos perder la perspectiva de lo que somos y queremos ser. Nuestra filosofía de fichajes nos obliga a ser realistas y aceptar con calma los traspiés puntuales, siendo conscientes de que los teóricos problemas de carácter estructural que asoman en el corto plazo –la lógica decadencia de Aduriz por edad, o la marcha de Laporte- habrá que resolverlos, casi con toda seguridad, “desde dentro”, tirando de esa cantera tan fructífera que en poco tiempo nos ha ofrecido valores como Williams, Sabin Merino… y en la recámara, Yeray, Etxeberria, Aketxe, Gil. Y no volvernos locos fichando fuera, sin ton ni son, sino primando calidades para puestos concretos.  Si este Club ha pervivido digno, orgulloso, noble y con raza durante más de un siglo, ha sido precisamente por eso; porque los que lo llevamos prendido en el corazón lo aceptamos y queremos para lo bueno y para lo malo. Porque somos el Athletic. Ni más, ni menos.  Por Carmelo Rodrigo, socio del Athletic
(Bilbao, 1961). Licenciado en Derecho por Deusto y trabajando siempre en el sector financiero. Más de 800 artículos publicados y 16 años en radio, todo relacionado con economía, fútbol, toros y gastronomía. Habitual en San Mamés desde los 7 años y socio hace 36. Ahh!!! y seguidor del Athletic por toda España y medio mundo. Más información en www.carmelorodrigo.com