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Athletic Club: La familia del barrio

ElDesmarque

Hemos vuelto a ver lo que es el Athletic Club gracias al merecido recibimiento a Balenziaga en el vestuario de San Mamés al final del partido. Lo sabíamos. Es algo que según vas creciendo se va insertando en tu disco duro y ya nunca más se borra. El Athletic es ese grupo de chavales que se juntan para jugar en las calles y plazas de cualquier pueblo. Son ellos pero ya profesionales, defendiendo unos colores y una manera de entender el fútbol que comparten cientos de miles de personas.

Es una esencia que nunca debería perderse porque el día en el que los profesionales dejen de ser la evolución de esos chavales de cada callejuela el Athletic estará perdido. Porque eso es lo que le hace grande. Lo que genera tipos que dan todo lo que tienen dentro en cada partido. Sin eso sería un equipo más, y en ser uno más sin más saben competir mejor los demás.  La filosofía del Athletic ayuda a conseguir ese efecto cuadrilla. La progresión desde la cantera genera ese efecto familia. Pero también la presencia de jugadores que habiendo llegado totalmente formados y sin haber pensado nunca vivir en el barrio bajan a la plaza y son uno más. En ocasiones incluso se convierten en el que llama al timbre a los demás para que bajen a echar el partido.  Por eso no me gusta el blindaje del primer equipo de un tiempo a esta parte. Quizás a corto plazo no se tenga la sensación de que pasa nada, pero el efecto dominó puede acabar llegando al barrio con consecuencias imprevisibles. Y ese día ya no se podrá hacer nada. El Athletic es también cercanía, no solo redes sociales y ruedas de prensa de Josu Urrutia.
Tengo a mi lado a Urtubi en cada partido en San Mamés y veo a un tipo cercano y normal, historia del club. Nunca construyeron en su generación muros artificiales con afición o prensa. Porque todos respetamos al Athletic y lo que significa. Aquí no hay enemigos, hay una gran familia que formamos todos.  Los padres y madres, los amigos, cualquiera que se siente partícipe de ese chaval que está jugando en la calle de su pueblo o en el equipo del barrio necesita apoyarle y animarle. Se lo pide el cuerpo. Esa sensación no se puede perder. Si el Athletic se convierte en un equipo de PlayStation esteremos abocados a prescindir definitivamente del calor del público en San Mamés y poner en las gradas unas pantallas gigantes en las que se proyecten infinitos tweets de apoyo e imágenes de la grada en la época de Urtubi y compañía.  El Athletic es el Athletic. Somos el Athletic. Ser diferentes es lo que nos hace grandes. Y no hemos sido diferentes a lo largo de la historia solo por la filosofía.
Por Alberto Santacruz, Periodista en 95.1FM y

@a_santacruz

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