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Athletic Femenino: a GOL…pe de vista

Kuitxi

En la noche fría de Hjorring, sobre la verde ´Arena´ del Bredban Nord, feudo del Fortuna danés, el fútbol le pagó con moneda falsa a las leonas que adiestra ese domador de Ortuella llamado Joseba Agirre. Moneda falsa. Con el escudo fascista en la cruz y el rostro de Franco en la cara.

Quizás porque, celebrándose en la Castellana madrileña el otrora desfile de la exaltación del régimen golpista y genocida, y en Zaragoza, el Pilar sobre el que se levantó la idea de una raza única, grande y libre, quizás, decía, tal vez, acaso, porque el partido, mediando un equipo vasco en la disputa, estaba condenado a ser la crónica de una derrota anunciada.
A toro pasado, esta misma pluma que para ustedes escribe se ratifica en la firmeza de su fe que, tras el pitido final, les dibujaba un escenario de nórdicas a la fuga en busca del amparo de una sirenita a la que contarle sus penas, y una cuadrilla de vascas bañándose en cueros en las terribles aguas del Báltico. No pudo ser. O, si queremos ser fieles al  verbo y al tiempo empleados, pudo ser, sí, pudo ser…pero no fue, porque en este juego del esférico de cuero hay imponderables que ni el sabio de mi amada Ortuella es capaz de gestionar.
Compañeros, amigos, expertos en este mundo del fútbol femenino de la talla de Jaime Ugarte y Asís Martín, a mi llamada de socorro suplicando una explicación para golpe tan duro como supuso la caída de mi equipo en lo negro de la noche, me toman de la mano y me trasladan como si en sueños al país en el que reina la ley del más fuerte: “Las danesas son más fuertes que nosotras”, me apuntaba el uno; “Técnicamente estamos por encima nosotras, pero físicamente son las nórdicas muy superiores” …
Al tanto de la experta visión del ´León de Sestao´ y del redactor jefe de este bendito periódico digital, a la sazón el alumno más aventajado del maestro José Iragorri, hago recuento de los hechos y me encuentro con un partido de ida en San Mamés en el que el Athletic sopapeó a las chicas del Fortuna hasta someterlas; y tan sólo aquel gol fruto del juego aéreo procuró que volvieran vivas a su tierra, y que, a hora de hoy, en forma de bola, esperen nerviosas en el bombo que las acoge, como feto partido a la espera de un parto aleatorio.
Consumada la fechoría del cruel destino, hago balance de esta guerra troceada en dos batallas, y me encuentro con un Athletic Club que ha tenido que hacerse cargo de tres obras de arte para poder subir tres goles al marcador luminoso; el último, el que concretó Erika Vázquez en el 68´, ese que igualaba el que Damnajivic nos había encajado en el 48´ por haber oficiado Tirapu de Doña Tancreda, y no de arquera, el último, les decía, el único que le enchufamos el miércoles 12 a las hijas del frío, fue como la materialización  del canon de la hermosura que nadie, aún, había podido escenificar en un terreno de fútbol desde que a las chicas les dio por cambiar los zapatos de tacón alto por unas botas de “taco largo”, como le da título Asís Martín al blog  en el que de vez en cuando hace una entradilla  ´peligrosa´ para ver cómo van las cosas en su mundo cuando en el asfalto de la villa de Bilbao reina una calma aparente…
La navarrica Oroz arranca y conduce con su cuerpo liviano y maneras de cervatilla. Rompe líneas. Las supera. Contacta con Erika, a la que deja como en relevo la pelota. Vázquez, al primer toque, ve a Yulema Corres y la convierte en pared, muro del que sale el cuero escupido hasta dejarla plantada con el pelotón delante de Maria Christensen, portera mitad macarra, mitad matona, casi sin margen para alabar alguna de sus virtudes de guardameta. Erika, con el empeine total de su bota derecha, sutil golpea, magistralmente golea.
Para entonces, el Athletic jugaba sin Vanessa Gimbert (soldado de alto rango caído en la pelea) y sin Nekane Díez, a la que le falta tiempo para volver a ser lo que fue. El marcador era de fábula, pero la hierba del Arena del Fortuna se había convertido en esa arena de  circo donde, a veces, se dice que crecen los enanos. Irene Paredes en el recuerdo. Garazi Murua en el dique seco. Gimbert y Nekane, en la cuneta donde se apilan los heridos.
Tamaño estropicio le había obligado a Joseba Agirre a componer el centro de la zaga con Moraza y Lizaso, un auténtico dislate en el haber de esas personas que se dedicaban a pinchar con una aguja a muñecas de trapo a fin de que el daño se trasladara a futbolistas del todo nobles e inocentes.
Con el equipo en cuadro, y no en rectángulo, como exige la reglamentación, el Fortuna no fue capaz de dañarnos sino en el 84´, cuando, en mi casa solitario, me frotaba las manos, y no por el frío, precisamente, pues la habitación era puro fuego en el que un chorro de agua lanzado al techo se habría convertido en nube ardiente: en Hjorring, sin embargo, un chorro de agua fría, un iceberg golpeando en el pesquero vasco que se había ido a los mares del norte en busca de bacalaos, uno, tan sólo uno, con uno bastaba siempre y cuando las danesas no tuvieran a Fortuna de su parte, cedió la Diosa, empero, chantaje o soborno, vaya usted a saber, ¿las leonas al poder?, quizás, pero habría que esperar, la prórroga se antojaba inevitable y el panorama, ante tanta baja y futbolista fuera de su posición, no pintaba bonito teniendo en cuenta ese poderío físico que me vino a la mente imaginando a Jaime Ugarte y Asís Martín delante de sendos televisores. Fue en el 118´ cuando el gol de Cassia Tamires hizo ´injusticia´….
De este artículo, el periodista sabía el porqué de que viera la luz, el cómo de su orientación, y el hasta dónde de su sentido. Sucede que uno  propone…y termina siendo la palabra, con su propia voluntad, la que le lleva a uno por unos vericuetos que jamás pensó que recorrería. Les cuento…
Terminada de leer en el Desmarque bizkaia la crónica publicada al poco de la finalización de este partido de los sueños rotos, fue más de uno el comentario de aquellas personas que se habían sentado delante del televisor para presenciar en directo el choque habiendo seleccionado previamente con varita de mando el canal llamado GOL. Cargaban contra la cadena televisiva.
Calificaban de obsceno, soez y, sobretodo, injusto, que la primera parte del choque Fortuna Athletic la tuviéramos que compartir los televidentes con la segunda mitad del Alemania España, partido del Mundial Femenino sub 17 que se está disputando en Jordania. Y de sangrante, que la totalidad de la prorroga nos fuera negada a favor del Valladolid-Tenerife, eliminatoria de la copa del rey a partido único. Pecan de injusticia los que atacan a GOL.
GOL Televisón, el ente televisivo del que, hasta hace poco más de un año, cuando emitían en cerrado y había que pagar, yo era abonado y con tarjeta, sólido carné que yo encajaba en  estrecha ranura horadada en el costado izquierdo de mi aparato de televisón.
Varios años fiel al único canal que, al apostar por el fútbol femenino, demostraba un respeto inmenso por la mujer que se decanta por el deporte convirtiéndolo en un modo de entender y dar sentido a su vida. Gracias a GOL, pude disfrutar inmensamente de la Liga en la que el Athletic siempre pugnaba, y sigue luchando, por alcanzar la gloria. Poco antes de la llegada del verano de 2015, GOL, por motivos que desconozco, se fue al garete, y con él, o ella, mi oportunidad para seguir disfrutando de fútbol del bueno, ese de toque y filigrana en el que la fuerza bruta y los modos groseros están vetados por la ley pactada, pero sin firma, de la sana deportividad.
“Sin GOL no hay fútbol”, era el slogan que aventaban en busca de amarrar en corto a su hinchada, y de atraer a sus dominios a todos esos amantes del fútbol que creían que, cuando es manejado, el balón no sabe si son de hombre o mujer las piernas que lo tratan, sólo de cariño entiende, y es así que el balompié sale ganando, se engrandece, cuando la mujer futbolista entra en escena.
El doce de este mes de octubre, festividad del Pilar en suelo patrio así que la ciudadanía reniegue de los principios de la fecha, GOL, como cadena entregada al deporte, en general, y al fútbol, en particular, a ese fútbol que no entiende de sexos porque, quizás, como el caracol en animal lo es, sea GOL, en este  ente televisivo, hermafrodita. GOL, les decía, no lo tenía nada fácil si quería satisfacer por entero a tres partes que en la tarde noche de día tan señalado buscaban abrigo al amparo de un televisor.
A las siete de la tarde daba comienzo el Alemania España, partido correspondiente al mundial sub 17 que se celebra en Jordania. A las nueve horas, el balón empezaba a rodar en el Bredban Nord Arena de Hjorring, la leonas en juego. A las nueve de la noche, en el nuevo José Zorrila de Pucela, Valladolid y Tenerife se habían citado para hacerse un hueco en el bombo del sorteo de los treintaidosavos de final. No se puede estar en  misa y repicando.
Sopas y sorber es del todo imposible, según reza el refrán. Y como GOL televisión tenía los derechos del mundial de Jordania, de la Chanpions femenina y del partido de la copa del rey  que esa misma noche se disputaba, qué hacer, como obrar, de qué manera maniobrar para que todo pitxitxi, y pitxitxa, se quedara contento del todo y ninguno montara en cólera, o manifestara una pizca de enfado o animadversión al único grupo televisivo que apuesta por el futbol femenino, que retrasmite en directo tres o cuatro partidos de la liga Iberdrola en los fines de semana, que alcanza lo más grande de Europa, y que al equipo de los leones y leonas de San Mamés le nombre Athletic Club con un respeto infinito.
Desde que lo conocí, me enamoré de GOL hasta emparentarme con él en calidad de hijo adoptivo. Poco tiempo tuvo que pasar para que quedara prendado de una comentarista, Natalia Arroyo, que sabe de fútbol la tira a la vez que lo dice y expresa con ese acento catalán que me tiene como flotando en una nube.
En el partido de las pasadas navidades, ese que enfrentó en Lasesarre a las selecciones nacionales femeninas de Euskal Herria y Catalunya (en el que se ´rompió´ Nekane Díez), Natalia Arroyo ofició de entrenadora de la selección catalana.
El miércoles 12, GOL  no lo tenía fácil, digo más para ser del todo riguroso: lo tenía imposible. Comenzando a las seis, siete y nueve tres partidos diferentes, partidos que, debido a la incontestable ley del tiempo, deberían pisarse entre ellos siendo tan legítimos los derechos de visionarlos los aficionados del Mundial femenino de Jordania, los rojiblancos de las leonas del Athletic y, finalmente, los amantes del Valladolid y del Tenerife, cómo exigirle al realizador que se esmerara hasta el extremo de dislocar las leyes del tiempo, de manera que, simultáneos los encuentros, poder ser visionados los tres en directo y al completo.
Ahora que ya se sabe que a Bob Dylan le han dado el Nobel de Literatura, por mucho que se aprecie la obra del bardo de Minnesota, ni en homenaje se puede escribir que “la respuesta está en el viento”. Se hizo lo que se hizo. Lo que fue, fue. Mejor, imposible.
Alguno seguirá preguntando. En balde. Que no se agote. “Para qué preguntar cuando la respuesta no es espera”, verdad, respetado amigo Saramago. No lloren por no haber visto lo que todos los que somos Athletic (Athletic…GU gara!) queríamos ver. Lloren, como ahora yo lo estoy haciendo, entre la nostalgia, la melancolía, la tristeza y la alegría, por un equipo de leonas que, ´plagadas´ como pueblo egipcio, torturadas como santo Job, se quedaron a ocho minutos de la victoria, y a tan sólo dos de haberse jugado la suerte de la eliminatoria desde los  once metros, fatídico punto de cal. Ni, ere bai, harro… OSO HARRO!!!
Por Luis María Pérez, 'Kuitxi'.  Periodista y Exjugador del Portugalete. 

@kuitxi

12 de octubre de 2016

12 de octubre de 2016

13 de octubre de 2016

13 de octubre de 2016

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