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El día que el Espanyol se plantó ante el Athletic

Jon Spinaro

La historia del fútbol está salpicada de numerosas anécdotas protagonizadas por seguidores de equipos que, en su pasión desmedida por sus colores, terminan realizando hechos ciertamente disparatados. Uno de estos apasionados hinchas fue el dibujante catalán Raf, perico hasta el tuétano y que puso al Espanyol de sus amores incluso por delante de la celebración de su boda.

Según recoge Jordi Canyissá en su magnífica biografía Raf, el gentleman de Brugera (Amaníaco Ediciones), el artista intentó por todos los medios casarse en sábado, algo poco habitual en la época, pues eran días de labor. Ante la imposibilidad de lograrlo y obligado a celebrar el enlace en domingo, cedió pero impuso sus condiciones.
El día de la ceremonia espabiló a los camareros y cuando los comensales iban por el segundo plato, él y su esposa ya habían saboreado la tarta y partían a la carrera hacia Sarriá, dejando plantados a los invitados, “listos para presenciar el choque entre el Español y el Bilbao (sic)”.
Pero no quedó ahí toda la historia de aquel 19 de septiembre de 1954. El partido se vio marcado por una llamativa anécdota dentro del ambiente de bronca general que se vivó en la grada y en el césped. El choque, que terminó con victoria rojiblanca por 1-3 vivió un esperpento final cuando, a cinco minutos del final, el colegiado anuló a los locales un gol por fuera de juego por indicación del linier.
“Pese a estar en plena dictadura franquista, los jugadores del Español decidieron hacer huelga. Se sentaron en el campo y los del Bilbao terminaron jugando solos”, comenta en el libro Came Muns, que estrenó su reciente estado civil de casada con un espectáculo que, fue definido por la crónica de La Vanguardia dos días después de esta manera:  “lo que sucedió a partir de ese momento es más propio para la crónica de sucesos que de una reseña de fútbol”.
No hay constancia de la sanción que pudieran haber recibido los periquitos, pero esperemos que en el choque del domingo en Cornellá todo transcurra por cauces estrictamente deportivos.
Por Jon Spinaro

@Jonspinaro

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