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Pigmeos FC

Jöel López Astorquiza

Había notado algo raro pero no quería darme cuenta. Pero tras la derrota ante el Barça en San Mamés oí la gota que colmó el vaso de mi ingenuidad. Escuché a Cuco Ziganda que si seguía por ese camino (el Athletic perdió dos a cero), el equipo saldría adelante. Asumiendo la derrota como algo normal, ya sabida (es que es el Barcelona, claro).

Desperté de mi letargo de aficionado paciente y periodista comprensivo y complaciente. El juego desplegado ante el Ostersunds terminó de convencerme. Han cambiado de equipo. Y si el equipo es diferente, el nombre también debería de ser otro. Yo propongo uno: Pigmeos F.C. El equipo se ha hecho pequeño, el entrenador también, buena parte de la afición asume la reducción de estatura como algo normal y los medios cuestionan poco; se limitan a relatar el partido a partido.   Los argumentos para justificar el cambio de equipo son varios. Las bajas, por ejemplo. Son importantes, es cierto. Pueden rebajar la calidad del equipo pero no la mentalidad, no su estatura. Además, la mentalidad pigmea viene de antes de que las bajas se convirtieran en argumento.  La responsabilidad que deben asumir los jóvenes. He oído decir que como la media de edad del equipo es baja, hay que tener paciencia con ellos porque cometen errores. Ahora resulta que el equipo se ha olvidado de competir; seas viejo, joven o medio pensionista.
  El cambio de entrenador. Es curioso que se argumente esto porque lo que se vendió al inicio de temporada fue una continuidad en la manera de ver el fútbol. Una continuidad sin sobresaltos, buscando en casa, que para eso somos el Athletic Club. Ahora, el equipo necesita tiempo (un tercio de liga parece poco) para absorber el nuevo sistema. Suena raro.   Ha costado mucho llegar a tutear y competir con cualquiera. E incluso ganarles. Hace diez años el Athletic era un equipo sin carácter y diminuto. Tenía miedo de ser regateado por su propia sombra. Pero eso cambió a golpe de trabajo, sí, pero también de actitud. Las palabras son importantes, los gestos, fundamentales. Así lo pensó Caparrós, Bielsa, e incluso Valverde. Y si no se dice nada, si no se hace nada, si se asume la situación como normal, se nos habrá encogido el escudo de la camiseta.  Por eso creo que han cambiado el equipo. Lo han convertido en un equipo pigmeo. Que piensa pequeño, juega pequeño, compite pequeño y se defiende pequeño. Es díficil pensar que en un equipo así quiera quedarse alguien que sea más alto. No porque no quiera, si no porque no quepa.
Por Jöel López Astorkiza, periodista
El avion amarillo

@jlastorkiza

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