La renovación de Kepa Arrizabalaga ha ocupado durante el presente año un considerable espacio informativo. Como no puede ser de otra manera, una noticia que, por repetida hasta la saciedad, llega a convertirse en algo de lo que hasta los jugadores del Athletic Club “estaban hasta el gorro “, ha conllevado miles de análisis y posicionamientos emocionales de todo tipo.
Una vez finalizado el impacto que produjo la noticia, me parece que puede ser un buen momento para tratar, desde la serenidad, de compartir algunas reflexiones que, junto con otras muchas, pueden y deben hacer más fuerte a nuestro querido Athletic. Creo que en el master de renovaciones realizado por la Junta Directiva durante el año 2017, hasta ocho, ésta se ha llevado la palma y entiendo que su raíz está en la trascendencia deportiva y, sobre todo, en la filosofía que elegimos y asumimos. Podemos confirmar que el proceso ha tenido “un final feliz”, pero que haya finalizado de este modo no sólo no nos debe llevar a dejar de pensar en lo sucedido, sino que entre todos los Athletizales de corazón y con visión a largo plazo, es hora de desmenuzar lo sucedido. Quien tiene todos los datos es Josu Urrutia, los demás deberemos ser muy prudentes aunque podemos colaborar con nuestros análisis. Desde mi subjetiva opinión creo que la renovación de Kepa es mucho más que la contratación hasta 2025 de un gran portero. Kepa no sólo va a dar un excelente rendimiento en el puesto más complejo de un equipo de fútbol, sino que ha mandado un mensaje muy relevante a todos esos niños que entre los 10 y los 18 años sueñan con alcanzar su sueño deportivo : formar parte algún día del primer equipo. Que alguien que llegó a Lezama con 10 años y se ha convertido en uno de los mejores “productos” que ha elaborado la casa y, además, en un puesto complicado como el de portero, pasara a ser propiedad del superpoderoso Real Madrid, hubiera supuesto un mensaje demoledor en el que, una vez más, el dinero se impondría por encima de otras muchas realidades tangibles y de gran trascendencia en nuestras vidas. Creo, que si el Athletic quiere convertirse algún día en el club más deseado por cualquier jugador nacido en alguno de los 7 herrialdes de Euskaherría, tiene que conseguir que los mejores jugadores que se formen en el club y/o que hubieran sido fichados por éste para la primera plantilla, no lo abandonen, y si lo hicieran, que fuera en el tramo final de su carrera donde ambas partes, club y jugador, saldrían beneficiados: el jugador cubriendo sus nuevas aspiraciones y el Club habiendo disfrutado de sus mejores años (Andoni Goikoetxea es un ejemplo). Para que esto suceda es necesario que cada jugador tenga argumentos gratificantes: protagonismo en el juego, remuneración adecuada, equipo con habituales aspiraciones europeas, cariño de la afición, que yo me atrevo a decir que está más que asegurado… y algo impagable como es estar cerca de la familia, tu gente, tus amigos, tu pueblo. El Athletic está en disposición de ofrecer lo comentado, en la parte que le corresponde y, por lo tanto, lo que sería necesario es trabajar sobre planes personalizados, individualizados, ya que no existen dos jugadores iguales. Un plan en el que se recoja la especificidad de cada cual, que cada individuo se sienta reconocido y valorado de acuerdo a su rendimiento deportivo y su aportación al club. En el ámbito al que hago referencia, la portería, se puede afirmar sin demasiado riesgo, que el Atheltic dispone a corto, medio y largo plazo de unos profesionales que serán apetecidos, en su día, por los clubes llamados “grandes”, cuya característica es formar sus plantillas a base de talonario… con el peligro que esto supone para nuestro Club. Entiendo, por lo tanto, que hay que abordar con urgencia la renovación amplia en el tiempo, de Alex Remiro e indicarle que, junto a Kepa y Unai Simón, es uno de los garantes de la portería durante los próximos 15 años. Renovación que puede llevar implícita la cesión el primer año a un club en el que participe y crezca (¿Huesca?), en el que ratifique las excepcionales condiciones que apuntó en el Bilbao Athletic y que ha apuntalado en la temporada actual. Tendríamos que retroceder a la época de Carmelo y Lezama, para encontrar dos grandes porteros en la misma plantilla durante un buen número de temporadas. No me olvido ni de la promesa Unai Simón cuyo rendimiento está siendo espectacular, ni de Iago Herrerín quien está respondiendo de manera más que correcta en su papel de portero puente, y al que el Athletic le ha reconocido su valía, recientemente, mediante la renovación hasta 2021, en la que resuelve su futuro económico en la actual sociedad mileurista. Por Iñaki Zuazo Jáuregui, exentrenador, exdirectivo y articulista de fútbol