En los últimos partidos jugados por el Athletic Club, hemos visto un juego fuera de los criterios que los aficionados e hinchas de este club consideran como merecedor de ser representativo del mismo.
Tanto contra la S.D. Eibar como contra el Girona F.C. la imagen fue horrorosa, siendo superado por ambos equipos en materia táctica, dando imagen de un equipo con poca calidad técnica y, reitero, táctica. Contra la U.D. Las Palmas, el juego del primer tiempo, fue más propio de una categoría inferior el ofrecido por ambos contendientes a equipos de primera división. En el segundo periodo, el Athletic me recordó al equipo de antes, cuando sin practicar buen fútbol, iba metiendo al contrario en su área y trataba de entrar por bandas para que un centro fuese cazado por el delantero centro o bien por un jugador con llegada, con corazón, pero sin brillantez ni lucidez en el juego. Pero hay que tener en cuenta que el Athletic, el viernes sacó lo mejor que tiene, salvo Iker Muniain, pero según se dice desde ámbitos sociales es lo que la afición quiere, pero eso es algo que no lo tengo yo tan claro, porque nuestros jugadores son de cantera y estamos muy orgullosos de ellos, y entonces me digo que cómo se les critica tanto,... pues tan sencillo como porque creemos que son mejores que lo que nos demuestran.
Así como la figura del Director de Lezama y Director Deportivo debiera de ser reconocida, y no la actual cuyos cargos están divididos en los conceptos y actuaciones hacia los jóvenes jugadores, y debiera de ser una persona reconocida internacionalmente como Zubizarreta, Begiristain, Monchi o Robert, y así sí podríamos hacer un equipo de la categoría que la institución se merece, y yo podría volver a negar los fichajes de jugadores ajenos al criterio, que no a la filosofía, salvo que por ella tengamos como el sistema de opiniones y valoraciones que cada uno adopta particularmente, como decidió Alejandro de la Sota en 1911. Para salvarse y no ganar títulos u optar a ellos, solo hace falta tener buenos profesionales de este deporte como Getafe, Leganés, Girona o Eibar, con entrenadores que exprimen al jugador en las disputas pero pierden brillantez en el juego.
El vínculo entre el equipo y la afición se está quebrando, porque el juego no satisface, los logros son inferiores a las expectativas que se generan en esta sociedad y el sentimiento de pertenencia es singular y reconocido, pero cada vez menos valorado entre la afición que espera mas triunfos como la visión de esta sociedad.
Por Demetrio Eguia. Entrenador de fútbol y comentarista en Onda Vasca